La veneración de la Santa Muerte ha existido durante años en diversas regiones de México, aunque no fue hasta finales del siglo XX y principios del XXI que su culto ganó visibilidad pública y su influencia se fue expandiendo a gran parte de Latinoamérica.
A pesar de que la adoración a esta figura generalmente se asocia a creyentes que cometen actividades delictivas, la realidad es que sus seguidores han ido aumentando, y muchos consideran que La Santa Muerte tiene un doble rostro, ya que quien la adore los puede proteger del mal; pero ¿cuál es su verdadero origen?
Historia del culto a la Santa Muerte en México
En México, la muerte ocupa un lugar central en las creencias religiosas y culturales. Existe la firme convicción de que la vida continúa después de la muerte, lo que explica el profundo arraigo de celebraciones como el Día de Muertos. Esta veneración se puede entender como un sincretismo entre la cosmovisión indígena y las tradiciones traídas durante la época colonial.
En las antiguas civilizaciones de Mesoamérica, particularmente a los mexicas, la muerte no era el final, sino una transición hacia otro plano de existencia. Guerreros y mujeres en parto le rendían tributo a deidades como Mictlantecuhtli, el dios de la muerte y del Mictlán (inframundo), y Mictecacíhuatl, su esposa conocida como la “Señora de la Muerte”,
Sin embargo, el culto a la Santa Muerte, también llamada la Virgen de los Olvidados , aparece en los primeros registros de 1793, cuando dos indígenas fueron fuertemente castigados al ser encontrados venerando una deidad prehispánica. Más tarde, la fusión de creencias indígenas con el cristianismo, crearon un culto único que le rinde tributo tanto la muerte como a la vida: la Santa Muerte.
Es por esto que la imagen que conocemos actualmente de la Santa Muerte muestra rasgos de Occidente, la cual busca representar que no todo es blanco y negro, también expresa matices de deseos, odios y sentimientos a través de una variedad de colores, según la investigación de Felipe Gaytán.
La Santa Muerte, Santísima Muerte o “Niña Blanca” es una imagen de culto, que personifica a la muerte y es objeto de adoración en #México.https://t.co/rP5Mvj8rlB
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) August 12, 2023
¿Qué hacen los devotos de la Santa Muerte en México?
Los devotos de la Santa Muerte en México realizan una serie de rituales y prácticas para honrar y pedir favores a esta figura, que consideran protectora y justiciera. Una de las formas de rendirle tributo a “la flaca”, es con altares y ofrendas, tanto en espacios públicos como en el hogar.
Estos altares suelen incluir una figura o imagen de la Santa Muerte, rodeada de flores, velas, comida; dependiendo de lo que el creyente le esté pidiendo. También se suelen realizar oraciones a la Santa Muerte para pedirle protección, justicia, entre otros deseos personales. Estas plegarias pueden ser recitadas en privado, o en templos y santuarios dedicados a la figura, como el popular altar en Tepito, Ciudad de México.
Debido a que no es un ente reconocido por alguna organización religiosa, no hay un día oficial para que sus devotos celebren a la Santa Muerte ; aunque los festejos más populares se centran en el 15 de agosto,, mientras que en Centroamérica se le suele festejar el 15 de diciembre.
Sin embargo, los fieles de la Santa Muerte en México, han utilizado el 1 y, sobre todo, el 2 de noviembre como el día predilecto para venerar a “La Flaca”.
¿En qué países se venera a la Santa Muerte?
El culto a la Santa Muerte, aunque tiene sus raíces profundas en México, ha trascendido fronteras, expandiéndose hacia otros países. En Estados Unidos, por ejemplo, comunidades de migrantes latinos han llevado consigo esta devoción.
En el caribe y Centroamérica también se ha visto surgir esta práctica, al encontrar a la Santa Muerte como una aliada en tiempos de dificultad, similar a lo que ocurre en zonas de México marcadas por la violencia y la inseguridad. En Colombia, Chile y Argentina, el culto ha comenzado a ganar terreno, aunque en menor escala, ya que su presencia está asociada al sincretismo religioso y la búsqueda de alternativas espirituales en sectores marginados.
