La razón por la que San Judas Tadeo es considerado el patrono de las causas difíciles

En México, San Judas Tadeo es uno de los santos más venerados por parte de los seguidores de la religión Católica; sus devotos más impetuosos lo festejan todos los días 28 de cada mes en el Templo de San Hipólito, ubicado en la zona Centro de la Ciudad de México.

San Judas Tadeo es también conocido como el Santo de las causas difíciles o imposibles, pero conoces la verdadera razón; en Fuerza Informativa Azteca te informamos acerca de todo lo que debes saber acerca de este Santo patrón.

San Judas Tadeo es uno de los Doce Apóstoles o discípulos designados por Cristo; conforme a la Iglesia Católica, San Judas Tadeo fue el hermano del apóstol Santiago, además de que fue hijo de Alfeo, hermano de San José y de una hermana de la Virgen María, por lo que también se le considera como primo de Jesús.

Conforme a la Agencia Católica de Informaciones y la Santa Brígida de Suecia, patrona de Europa, en algún momento, Jesús llegó a decir que quien necesitara algún favor complejo, debían acercarse a este apóstol y de hecho esa es la principal razón por la que Judas Tadeo fue nombrado el “Santo de las causas perdidas o imposibles”.

Durante mucho tiempo, San Judas Tadeo estuvo prácticamente en el olvido y esto se debió en gran medida a que mucha gente lo confundía con Judas Iscariote, uno Doce Apóstoles, además de discípulos de Jesucristo y quien conforme a los evangelios canónicos, fue quien traicionó a Jesús y lo vendió por 30 monedas de plata.

Con el objetivo evitar confusiones, en la misma Biblia a Judas se le llama Tadeo con la intención de distinguirlo del “traidor”, Judas Iscariote.

Irónicamente, justo esa confusión fue una de las razones por las que San Judas Tadeo comenzó a ganar miles de seguidores; sus devotos consideraron que al no tener “peticiones”, este los “escucharía mejor” y les ayudaría a cumplir con sus milagros de forma más rápida.

Luego de la crucifixión de Cristo, Judas Tadeo se dedicó a predicar la palabra de Jesús por la antigua Mesopotamia (actualmente Libia), pero tiempo después fue arrestado durante las primeras persecuciones de cristianos. Finalmente, murió como mártir en la ciudad de Suanir, en donde fue linchado por la multitud.

Cabe señalar que a San Judas Tadeo se le atribuye la autoría de la Carta de Judas en el Nuevo Testamento, en donde se habla sobre la importancia de la fe.

La oración de San Judas Tadeo es bastante rezada por cientos de miles de personas diversas partes del mundo, por lo general, sus devotos las efectúan en momentos de dificultades económicas, laborales, emocionales, familiares, de salud y hasta de seguridad.

Esto dice la oración de San Judas Tadeo: “¡Oh venerado San Judas Tadeo! Siervo fiel y amigo de Jesús. Muchos son los que te honran y te invocan en el mundo entero, como el patrón de los casos imposibles y de las causas desesperadas. Ruega por mí, que me siento tan impotente y solo.

Por favor, consígueme ayuda visible y rápida. Ven pronto en mi auxilio en este momento de gran tribulación que aflige a mi alma para que pueda recibir el consuelo y la ayuda del cielo en todas mis necesidades, pruebas y sufrimientos, particularmente en esta (agrega aquí tu petición) y que pueda alabar a Dios contigo por siempre.

Te prometo, bendito San Judas Tadeo, que siendo siempre conscientes de este gran favor que me alcanzarás, que siempre te honraré como mi poderoso patrono especial, y fomentaré con enorme gratitud, tu maravillosa devoción. Amén.

¡Oh gloriosísimo apóstol San Judas! Siervo fiel y amigo de Jesús. El nombre del traidor que entregó a tu querido Maestro en manos de sus enemigos ha sido la causa de que muchos te hayan olvidado, pero la Iglesia te honra y te invoca universalmente como el patrón de los casos difíciles y desesperados.

Ruega por mí que soy tan miserable, y haz uso de ese privilegio especial a ti concedido de socorrer visible y prontamente cuando casi se ha perdido toda esperanza.

Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que reciba los consuelos y socorros del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente en la que te presento a continuación.

Alcánzame lo que humildemente te pido para que pueda siempre, con todo mi ser y todo mi corazón, bendecir y alabar a Dios contigo y con todos los escogidos por toda la eternidad.

Te prometo, glorioso San Judas, acordarme siempre de este gran favor y nunca dejaré de honrarte como a mi especial y poderoso protector y hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción… Amén”.