La primera explosión cimbró al extinto Distrito Federal y su zona conurbada; eran alrededor de las 5:30 de la madrugada del 19 de noviembre de 1984, hoy hace 40 años, cuando de la tierra salían disparados pedazos de metal hirviendo, producto de una de las peores tragedias en la historia del país, ocurrida en San Juan Ixhuatepec , mejor conocido como San Juanico.
Los relatos de la época son desgarradores, un verdadero campo minado que dejó a por lo menos 500 muertos, miles de heridos y desplazados. Familias enteras, niños, amas de casa, obreros, que habitaban en una de las zonas más marginadas de la Zona Metropolitana de la capital del país, perdieron la vida.
La serie de explosiones ocurrió en una base de almacenamiento y distribución de gas de Petróleos Mexicanos (Pemex), en el municipio de Tlalnepantla, Estado de México .
El cielo se iluminó aquella madrugada y la presión de la primera explosión generó un tapón de oídos y vidrios rotos en algunas zonas cercanas del lugar de la tragedia. Nadie sabía que pasaba, pero la desgracia ya consumía a cientos de personas.
¿Qué pasó en San Juan Ixhuatepec?
El origen de la catástrofe ocurrió alrededor de las 5:30 de la madrugada del 19 de noviembre de 1984, cuando se rompió una tubería que transportaba gas LP hasta la planta de almacenamiento, pero el sobrellenado de uno de los depósitos y sobrepresión en la línea de transporte de retorno, fueron uno de los probables factores que provocó una fuga de gas.
Alrededor de las 5:40, la fuga generó una espesa nube de vapor inflamable, la cual generó una explosión en cadena. Dicen los testigos que se veían bolas de fuego que acabaron con todo a su paso: casas, comercios y personas, se habla de al menos cinco explosiones, que afectaron a miles de vecinos.
Las cifras oficiales informaron que se trató de 498 personas muertas y 4 mil 248 con heridas graves, aunque se calcula que el número real de víctimas pudo ser mayor.
La cicatriz de San Juan Ixhuatepec persiste
Hoy, a 40 años de esa tragedia, San Juanico o San Juan Ixhuatepec recuerda a los mexicanos los riesgos que implica el mal manejo de materiales peligrosos y aunque existen protocolos de Protección Civil , la cicatriz continúa abierta.
El lugar ha sido reconstruido, pero hoy cientos de familias recordaron la tragedia y entre flores blancas y veladoras, se reunieron frente a la cruz de fierro, ubicada dentro del mismo lugar que hoy es un parque.
Con la luz de cientos de veladoras que iluminaron el amanecer de este recordado 19 de noviembre, las autoridades hicieron hincapié en que este tipo de hechos, a 40 años de distancia no deben volver a ocurrir.