Rodolfo Guzmán Huerta nació en Tulancingo, Hidalgo, el 23 de septiembre de 1917, pero desde mediados del siglo pasado capturó a los fanáticos de la lucha libre y, como El Santo, fue el héroe de niños y adultos en México y el mundo.
A 101 años de su nacimiento, el luchador mexicano conocido como “El Enmascarado de Plata” fue, y sigue siendo, un ícono para la sociedad mexicana, que cautivo la mirada de muchos por su habilidad luchística.
Peleó de 1942 a 1982, periodo en el que nunca perdio la máscara, y compartió el ring con luchadores como Black Shadow, Espanto, Mil Máscaras, Rayo de Jalisco y Blue Demon, su eterno rival.
En los años 50 se convirtió en un símbolo para la sociedad mexicana, ya que su personaje trascendió el ámbito del pancracio y se transformó en un superhéroe, con historietas y películas incluidas.
El Santo se retiró de los cuadriláteros el 12 de septiembre de 1982, en el desaparecido ya Toreo de Cuatro Caminos, con un lleno total, en una lucha de relevos atómicos donde lo acompañaron Gori Guerrero, Huracán Ramírez y El Solitario, que enfrentaron al Perro Aguayo y los Misioneros de la Muerte: Texano, Negro Navarro y El Signo.
Rodolfo Guzmán Huerta murió el 5 de febrero de 1984 de un infarto al miocardio y fue enterrado en Mausoleos del Ángel, a donde unas 10 mil personas acudieron a despedirlo.