Hay una frase que se le atribuye a Albert Einstein sobre el futuro: “No sé cómo será la tercera guerra mundial, pero la cuarta será con palos y piedras”. Y qué razón tenía cuando vemos que en las primeras horas del martes 19 de noviembre de 2024, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, autorizó el uso de armamento nuclear contra Ucrania.
La razón de esta locura recae en Joe Biden (el “Loco Joe”) que este fin de semana autorizó a Ucrania el uso de misiles gringos de largo alcance contra bases militares en Rusia .
“Entre las condiciones que justifican el uso de armas nucleares figura el lanzamiento de misiles balísticos contra Rusia”, dice el decreto firmado por Vladimir Putin esta mañana.
El tablero está listo
Lo oscuro de todo esto es que, con esta luz verde del lado soviético, la suerte está echada para hacer de este conflicto un auténtico cagadero de proporciones bíblicas.
Y no lo digo yo, que no doy “paso sin huarache”, lo dicen los expertos del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), un think tank especializado en el desarrollo armamentista.
Así como lo leen, de acuerdo con las cifras más recientes del SIPRI , Rusia es la principal potencia nuclear del planeta. Ni más ni menos. Los rusos tienen 5 mil 580 ojivas nucleares y los gringos les dan un cerrón con 5 mil 44; sin embargo, China, aliado ideológico y estratégico de la madre Rusia, cuenta con 500, como se muestra en el siguiente cuadro:
Y eso no es todo, porque en un eventual acomodo de las piezas en el tablero, los países aliados (Francia, Reino Unido y probablemente Israel) acumulan apenas 605 ojivas nucleares; el 10% de la capacidad rusa.
Chale chale chalequito.
¡Nunca terminó la Guerra Fría!
Y si eso no les da miedo, hay de dos sopas: o se extingue el conflicto de una vez por todas, con Donald Trump como nobel de la Paz , o nos preparamos para una tensión sólo equiparable a la crisis de los misiles de 1962. ¡Ay, Nanita! Llamen a Dios.
Al parecer… ¡Nunca terminó la Guerra Fría! Solo vivimos una relativa calma de la mano del “periodo neoliberal”. ¿O ustedes qué opinan? ¿Nos vamos a La Antártida? ¿Buscamos ese tal Tlaxcala? ¿O cómo le hacemos?
En fin, el PRI huyó más.