Semanas antes de que la pandemia se fincara en Francia, durante marzo del 2019, los titulares de la prensa, ya revelaban la crisis de las pensiones .
La longevidad de la población francesa y sus ganas de reproducirse a la baja, son la antesala perfecta para una crisis. A mayor número de personas envejecidas, mayor gasto del Estado en pensiones.
Sumado al gasto creciente en servicios de salud y cuidado para adultos mayores, el panorama económico se puede resumir en un gigante pasivo.
No obstante, el gobierno de Macron ha tratado de hacer frente al problema, desde el impulso a la natalidad, reducir la cantidad de las pensiones, aumentar la productividad laboral, subir los impuestos a los trabajadores y finalmente retrasar la edad de jubilación.
¿Cuáles son las propuestas de reforma a las pensiones en Francia?
Para mitigar la crisis, se han establecido una serie de propuestas a la reforma de pensiones en Francia, que incluyen:
1) Aumento a la edad de jubilación de 62 a 64 años en el 2030 (Implantación paulatina de 3 meses por año)
2) El periodo de cotización pasará de los 42 a los 43 años, y en caso de no cumplir con esos años, los franceses deberán trabajar hasta los 67 para recibir la pensión completa
3) Bonificación a mujeres que hayan cotizado 43 años antes de cumplir 64, siempre y cuando tengan un hijo
4) Será obligatorio para las empresas con más de 300 empleados, fomentar empleos para personas mayores de 60 años (algo similar a lo que recientemente se aprobó en el Senado mexicano)
5) Las pensiones más bajas se revalorizan, solo para aquellos que llevan cotizando 43 años con el salario mínimo (1,539 euros al mes)
Sin consenso y por decreto
El drama estalló por la forma en la cual se aprobó esta reforma a la Ley de pensiones, valiéndose del Artículo 49.3 que permite aprobar una ley sin el voto de la asamblea, un artículo para situaciones de emergencia.
Las protestas en Francia: tan comunes como el croissant o el ménage à trois para los franceses.
Recordemos el origen del cacerolazo, sí, esa forma escandalosa y un tanto Barbara en la que el pueblo galo se manifestaba en 1800, para que, a través de abucheos y ruido, derrocaran al poder monárquico…
Actualmente, las protestas han subido de tono no solo en París, sino también en Lyon, Marsella, Lille, Burdeos y Rennes.
¡París, Francia, Macron, los franceses quieren su pensión!
Y es que ante una reforma política tan impopular, es natural esta clase expresiones, pero ¿En verdad puede haber otra salida? ¿Existirá una tercera opción que mantenga al Estado y a la población tranquila? O ¿Es hora de asumir la realidad sin queja?
Dejando a un lado políticas públicas idílicas, sustentadas por una oposición que, una vez en el poder, no consigue concretar sus fantasías, porque son inviables.
El caso de León Sardoski, un hombre sin pensión
Es una trilogía de novela negra, protagonizada por un francés políticamente incorrecto y dispuesto a reflejar lo peor de la sociedad contemporánea. Mostrando el horror y la bajeza intrínseca en el ser humano, no para justificar o entender, sino para lidiar con ellas.
Una actitud que bien podríamos asumir en cualquier parte del mundo, donde no se reprueba una medida a priori, sino que hacemos nuestra, la constante: ¿Qué voy a hacer con esto? Y no desde una mirada fatalista y pobre de soluciones, sino con el fin de salir bien librados de cuanta encrucijada nos envuelve como sociedad.