Después de vivir por varios años entre luchas internas entre los propios integrantes, la banda de rock británica , Pink Floyd, ha llegado a un acuerdo para vender los derechos de su música grabada, nombre e imagen a Sony Music por 400 millones de dólares aproximadamente.
Este es uno de los acuerdos más grandes e importantes de la industria musical en los últimos años, pues el catálogo de música grabada de Pink Floyd es uno de los más valiosos de la música contemporánea. Tan solo basta con mencionar álbumes clásicos como “Dark Side of the Moon,” “The Wall,” “Wish You Were Here,” “Animals,” “Meddle,” “Piper at the Gates of Dawn,” y “More” para entender la magnitud de esta transacción.
Las luchas internas entre los integrantes retrasaron la venta del catálogo
Desde hace varios años el catálogo de las canciones de Pink Floyd había estado en juego con un precio de venta de 500 millones de dólares, sin embargo, las luchas internas y amargas palabras entre los integrantes, principalmente entre Roger Waters y David Gilmour, complicaban el acuerdo y ahuyentaban a las empresas.
Lo último, se debe más a los controversiales comentarios que ha hecho Waters contra Israel y Ucrania , así como a favor de Rusia. Entre sus declaraciones más provocativas, cabe mencionar cuando comparó a Israel con la Alemania nazi, o cuando sobre la invasión rusa a Ucrania dijo que “no fue sin provocación”. Esto hizo que en 2022 los conciertos de Wates en Polonia fueran cancelados.
La venta del catálogo no tuvo motivaciones financieras
El acuerdo comprende los derechos de música grabada, pero no los de composición, los cuales aún pertenecen a los escritores individuales, además del nombre y la imagen de la banda, que incluye los derechos de mercancías. Cabe destacar que la venta también incluye la mayoría de las ilustraciones icónicas de sus álbumes, las cuales fueron diseñadas en gran parte por la firma británica Hipgnosis.
Para llevar a un acuerdo con Sony Music, también estuvieron involucrados el baterista Nick Mason y los bienes del tecladista Richard Wright y el cantautor Roger “Syd” Barrett. En una reciente entrevista con la revista Rolling Stone, Gilmour dijo que estaba interesado en la venta de las canciones no por una razón financiera, sino para librarse de la toma de decisiones, lo que describió como “mi sueño”.