La paz en Franja de Gaza, un espejismo frágil en medio de la devastación
Los ataques sobre Franja de Gaza han cobrado la vida de más de 40 mil personas, pues las bombas israelís no distinguen entre zonas de guerra y de desplazados.
A diez meses del ataque del 7 de octubre, que desencadenó una nueva ola de violencia en Medio Oriente, las esperanzas de paz continúan siendo un espejismo lejano. Además, las negociaciones diplomáticas se han mostrado incapaces de detener la destrucción en la Franja de Gaza, donde los bombardeos israelíes han cobrado la vida de más de 40 mil personas, dejando una estela de dolor y devastación.
La paz en Franja de Gaza está lejos de llegar
Las imágenes desgarradoras de cuerpos recuperados de los escombros se han convertido en un trágico símbolo del conflicto que se vive en gran parte del territorio palestino. Es así que los habitantes de Gaza continúan atrapados en una realidad que parece no tiene salida, y ven con tristeza cómo sus hogares, escuelas y refugios son reducidos a ruinas.
Por su parte, la comunidad internacional parece haber olvidado a esta región devastada, donde la muerte y la desesperanza son el pan de cada día.
El testimonio de un residente de Gaza ilustra el sufrimiento de quienes han perdido a sus seres queridos: “Salí y le dije que fuéramos a la escuela antes de que pasara algo. Salí de la casa y el bombardeo pasó justo a mi lado y vi a mi hermana despidiéndose de mí con la mano. Corrí a llamar a mi familia y cuando volví la encontré muerta. Ahora es una mártir, se va y sigue a su prometido, que también fue asesinado. Ojalá fuera yo quien muriera, no tú...”
En el norte, centro y sur del enclave, la destrucción es absoluta. Desde el inicio de la guerra, las bombas israelís no han distinguido entre zonas residenciales, escuelas o centros de desplazados, dejando a su paso un paisaje de desolación.
Según organizaciones no gubernamentales, apenas el 11% del territorio palestino puede considerarse técnicamente seguro. Mientras tanto, en Gaza no cesa la lluvia de metralla, y la paz sigue siendo solo un espejismo en medio de la devastación.
