¡En Iztapalapa nadie descansa! La Pasión de Cristo, una de las escenificaciones más grandes del mundo
Iztapalapa se convertirá en una representación de Jerusalén con la Pasión de Cristo, convirtiéndose en una de las escenificaciones más grandes del mundo.
En la alcaldía Iztapalapa, una de las tradiciones más emblemáticas y esperadas del año está por tomar vida nuevamente, la representación de la Pasión de Cristo, siendo una de las escenificaciones que durante 182 años han transformado el territorio Iztapalapense.
Con la participación de cientos de vecinos, se busca que la procesión de Cristo se lleve a cabo de la mejor con las manos de todos los capitalinos que hacen que esta celebración se lleve a cabo.
Iztapalapa se transforma en Jerusalén
José Julio Olivares, de 27 años y originario del Barrio de San Pablo, tiene este 2025 la dicha de representar a Jesús de Nazareth. “Todo lo hacemos por fe, por amor, por tradición y cumpliendo este refrendo que tenemos con el Señor de La Cuevita”.
También comparte que se siente preparado física, mental y espiritualmente para esta importante representación: “Las emociones están a flor de piel”, dijo José Julio Olivares.
Por otra parte, Tabata Rosas, de 19 años, se encargará de interpretar a la Virgen María este año. Para ella, este papel representa un privilegio que asume con orgullo y entrega total.
Preparativos monumentales para una escenificación en Iztapalapa
Los preparativos comenzaron desde noviembre del año pasado. En la Macroplaza se afinan los últimos detalles de los escenarios, entre ellos, el Palacio de Poncio Pilato, que ya luce majestuoso, y el sitio de la Última Cena, que presenta un diseño renovado para 2025, “Tiene unas líneas más curvas y termina en punta, algo muy diferente a lo que siempre sacamos”, comenta Roberto Guillén, coordinador de escenografía.
En las calles de los ocho barrios ya ondean los pendones de Semana Santa, los nazarenos se encuentran afinando los detalles de sus cruces, mientras 55 caballos del agrupamiento de la policía capitalina están listos para participar en la representación. “Nos mandan los veterinarios y el alimento de los caballos y se pone un corral adecuado”, explica Guillén.
Mientras que en la Casa de los Ensayos se alista la cárcel que recibirá a Jesús de Nazareth, adornada con fruta donada por los iztapalapenses, y en la cocina, las hermanas Cano ya preparan el menú tradicional: “Para el jueves, pescado a la vizcaína, arroz y agua; y el viernes, los romeros”, menciona María de Lourdes Cano.
Así, con pasión y entrega, la historia está por escribirse una vez más en Iztapalapa, donde nadie descansa y todos se convierten en protagonistas.