Deplorable, vergonzoso, indignante, triste y la lista de calificativos podría ser enorme. Y me refiero a lo que tuvieron que vivir niños indígenas de Canadá hace años.
Desde el siglo XIX hasta la década de 1970, más de 150 mil niños nativos de Canadá fueron obligados a asistir a escuelas cristianas financiadas por el gobierno y administradas por comunidades religiosas, con el propósito de aislarlos de la influencia de sus hogares y su cultura.
El objetivo era cristianizarlos y asimilarlos a la sociedad en general, que gobiernos canadienses previos consideraban superiores. Pero a cambio, encontraron torturas, racismo, agresiones sexuales y la muerte.
Se sabe de unos 6 mil niños que fallecieron en esos lugares. El descubrimiento de cientos de posibles entierros en ex escuelas atrajeron la atención internacional sobre el legado de los internados en Canadá y en Estados Unidos.
Indígenas eran castigados por hablar en su lengua materna en Canadá
Pero esto va más allá de si los representantes de la Iglesia católica actuaron mal o no, que evidentemente así fue. Aquí estamos frente a una integración forzada de los pueblos nativos de Canadá, a la sociedad cristiana y eso destruyó sus culturas, separó a las familias y marginó a generaciones. Porque los niños eran golpeados si se les ocurría hablar en su lengua materna.
El papa Francisco , muy quebrantado de salud tuvo que salir de viaje a Canadá a dar la cara, a pedir perdón e intentar resarcir el dolor entre los pueblos indígenas. ¿Lo habrá logrado? Es solo el primer paso para corregir estos errores. Hay muchas preguntas, aquí otra: ¿qué hemos aprendido?
En Estados Unidos, hay personas a las que no les gusta oír que alguien habla español, y cuando sucede inmediatamente llega el insulto a la raza. ¿Está demás que les recuerde en qué año estamos? 2022, siglo XXI
Tal vez se modernizó la forma de agredir, e insultar, de herir. Pero a fin de cuentas, es lo mismo que hace siglos.