Explosiones en San Juanico, herida que no cicatriza

Poco antes del amanecer, hace 37 años, un potente estallido despertó a cientos de familias en San Juan Ixhuatepec y se desató una cadena de explosiones.

Escrito por: Jorge Zarza

Jorge Zarza conductor del noticiero Hechos Domingo de TV Azteca

Por Jorge Zarza

Me acuerdo que aquella mañana de noviembre, mi papá nos había dejado en la puerta de la secundaria presumiendo su Dart K color verde chiclamino. En cuanto crucé la puerta, vi a la maestra Cristina Toledano con la cara pálida y con un radio de transistores en la mano que escuchaba atentamente mientras decenas de alumnos la rodeaban.

Fue una explosión terrible, la peor que se haya visto en la historia de México… relataba con agitada voz el locutor que se encontraba en la zona de San Juanico.

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Poco antes del amanecer, un potente estallido despertó a cientos de familias en San Juan Ixhuatepec. Una bola de fuego proveniente de la tierra se levantó a casi 2 mil kilómetros de altura.

Los primeros reportes hablaron de una fuga de gas, en cuestión de minutos, detonó en una lluvia de fuego. Cinco minutos después se escuchó otra explosión y 10 minutos más tarde una más, y luego otra, cada vez mas fuerte. En total, 10 estallidos cimbraron la zona de San Juanico aquel 19 de noviembre de 1984.

Rápidamente las imágenes de dos tanques en forma de esfera consumidos por las llamas aparecieron en la televisión de miles de hogares.

Los que pudieron salieron de sus casas, sin saber que la calle era el lugar más peligroso para refugiarse. Del cielo caían pedazos de acero con fuego que salieron volando a un kilometro a la redonda.

Antorchas humanas aceleraban el paso mientras eran consumidas y, aún vivas, ahogaron sus gritos en el humo penetrante que terminó por asfixiarlos.

Hace poco regresé a San Juanico. No fue fácil ingresar a la zona porque la gente no quiere hablar del tema. Aún así, logramos contactar a algunos sobrevivientes y, a escondidas, pudimos entrevistarlos.

Me quedo corto si les digo que los relatos son espeluznantes. Arturo (no quiso darme su apellido) recordaba lo que encontró al salir de su casa luego de las explosiones:
“Vi en la banqueta a un niño recién nacido cubierto de fuego, metros más adelante, vi a una familia abrazada… completamente carbonizada. El fuego los había convertido en estatuas humanas hechas de ceniza. Clínicas improvisadas se instalaron en los patios de las casas que generosamente abrieron sus puertas para atender a los heridos.”

Esa misma tarde, el desfile de ataúdes le dio la vuelta al mundo.

En los años 60 las “esferas gigantes” llenas de gas, fueron instaladas en la zona de San Juan Ixhuatepec con la promesa de que no se construyeran casas alrededor; pero, con el paso de los meses y la complicidad de las autoridades cientos de familias invadieron la zona y se instalaron a 30 metros de las bombas. Todo transcurrió con relativa normalidad hasta aquella mañana.

Años después, el TRI sintetizó lo ocurrido en una sola estrofa:
Fue un 19 de noviembre
Cuando empezaba a amanecer
Una explosión de gas
Hizo cimbrar
El norte de la ciudad
Miles de niños y familias
sin hogar.

Han pasado 37 años y en San Juanico la herida aún no cicatriza.

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