Malinche y el trasfondo en la “traición durante la conquista

A casi medio milenio de su fallecimiento, la figura de Malintzin sigue generando opiniones y perspectivas encontradas

Escrito por: Amparo Castañeda

Malinche: opinión de Amparo Castañeda
Malintzin es famosa por su cercanía al conquistador Hernán Cortés.|Especial

Malintzin, Malinalli, Doña Marina, la mujer famosa por su cercanía al conquistador Hernán Cortés, una de las primeras políglotas de la historia mexicana; cuyo nombre ha derivado en el sustantivo de connotación negativa malinchismo, pero también presente en uno de los volcanes más emblemáticos del sur de nuestro país.

Desde joven estuvo sometida a la esclavitud y tráfico de personas que era una práctica común en el México precolombino. Esta costumbre se agudizó durante la conquista española al territorio, y su cercanía a los colonizadores la expuso a su cultura, idioma y estilo de vida. Es considerada una traidora a la patria por haberse desempeñado como intérprete y pareja de Cortés, aunque fue vendida como esclava a sus hombres y separada de su lugar de origen, como si las opciones entre las que podía escoger era defender a un pueblo ajeno al suyo y que la veía como mercancía.

¿Pero por qué utilizamos malinchismo como desprecio a lo mexicano y quiénes eran los verdaderos traidores, si es que había?

Relacionamos el apodo o simplificación del nombre de Malinalli al rechazo a nuestra cultura, historia y productos por las relaciones políticas que permitió que se llevaran a cabo entre españoles y gobernantes mexicanos gracias a su trabajo como intérprete, pues la barrera lingüística fungía como impedimento para la estrategia militar y movilización de los españoles en tierras del nuevo mundo.

La relación fluctuante de paz entre aztecas y los diversos pueblos del Valle de Puebla nunca terminó de definirse entre pacífica y de rivalidad.

A pesar de las similitudes en los orígenes étnicos y religiosos, las barreras geográficas comenzaron por agravar las barreras culturales. Jugaban con el control económico y militar, envuelto por la Guerra Florida, que servía como fuente de sacrificios para sus rituales, pero a su vez minimizaba el complejo reto de conquistar por completo a los tlaxcaltecas.

La historia la escriben los vencedores, y la tergiversan los regímenes de acuerdo al discurso que desean impregnar en la generación que dominan. Lo que sí podemos tener claro, es que una sola mujer no era responsable de toda una conquista, y que con o sin ella, los ejércitos prehispánicos tenían una “paz” que pendía de un hilo, pero los españoles llegaron en el momento preciso para infiltrarse por la grieta que ocasionó esa endeble tolerancia entre mexicanos.

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