“La comunidad internacional debe reanudar las donaciones para el desarrollo de Afganistán, que enfrenta una crisis humanitaria y económica cada vez más grave”, dijo el lunes 29 de agosto el jefe de ayuda de la ONU, Martin Griffiths.
Esto sucede un año después de que se interrumpiera el flujo de donaciones tras la llegada al poder del Talibán en Afganistán.
El país ha dependido durante mucho tiempo de la ayuda para el desarrollo, que se recortó cuando la comunidad internacional exigió al Talibán que respetaran los derechos de los afganos, en particular de las niñas y las mujeres , cuyo acceso al trabajo y a la educación ha sido limitado por el grupo islamista.
“La pobreza se agudiza, la población sigue creciendo y las autoridades de facto no tienen presupuesto para invertir en su propio futuro. Tenemos claro que es necesario reanudar el apoyo al desarrollo”, dijo Griffiths ante el Consejo de Seguridad de la ONU.
“Las autoridades de facto de Afganistán también deben poner de su parte (...) Las trabajadoras de la ayuda humanitaria deben poder trabajar sin obstáculos y con seguridad. Y hay que permitir que las niñas continúen su educación”, remarcó.
El Talibán no han sido reconocidos formalmente por ningún Gobierno extranjero y siguen sometidos a sanciones internacionales, que según la ONU y los grupos de ayuda están obstaculizando las operaciones humanitarias en Afganistán.
#Afghanistan is more than a humanitarian crisis. But it is not a hopeless crisis.
— Martin Griffiths (@UNReliefChief) August 29, 2022
Preserving basic service delivery alongside humanitarian assistance remains the only way to prevent a catastrophe even greater than what we have seen in the past year.
My remarks:
Afganos en riesgo
Más de la mitad de los 39 millones de habitantes de Afganistán necesitan ayuda humanitaria y seis millones de personas están en riesgo de hambruna, dijo Griffiths.
Se estima que más de un millón de niños “sufren la forma más grave de desnutrición, que pone en peligro su vida” y podrían morir si no reciben el tratamiento adecuado, agregó.
Tan solo en 27 de agosto, el mismo gobierno Talibán pidió ayuda a la comunidad internacional después de que el número de muertos por las inundaciones en Afganistán llegara a 192 en agosto.
Miles de cabezas de ganado murieron y 1,7 millones de árboles frutales fueron destruidos, lo que genera preocupación sobre cómo se alimentarán las familias durante los meses más fríos mientras Afganistán enfrenta una crisis económica.
“Más de un millón de familias necesitan ayuda urgente de países extranjeros, como ropa, tiendas de campaña y alimentos”, dijo a los medios Sharafudden Muslim, subdirector del ministerio de desastres de Afganistán.
Afganistán se ha estado recuperando de los desastres naturales este año, incluida una sequía y un terremoto que mató a más de 1,000 personas en junio.
Deadly flash floods hit central Afghanistan, with heavy rain destroying thousands of homes and damaging agricultural land https://t.co/FWy2xgJezM pic.twitter.com/Rew9yHYFM6
— Reuters (@Reuters) August 23, 2022