Compras en línea en México bajo amenaza: nuevos impuestos elevarán precios a partir de enero
La nueva medida fiscal podría cambiar el panorama económico de las compras en línea para inicios del 2025. Esto es lo que podría pasar con el comercio online.
El comercio en línea en México ha experimentado un crecimiento explosivo en los últimos años. Según datos recientes, más de la mitad de la población realizó compras por internet en 2023, generando ingresos superiores a 670 mil millones de pesos. Sin embargo, una nueva medida fiscal podría cambiar el panorama para consumidores y comerciantes digitales.
Consumidores dicen que los precios van a subir
Aarón Palacios, un consumidor habitual, destaca la comodidad de las compras en línea: “Más que nada por la facilidad, ¿no? La comodidad de que te puedan dar el producto al siguiente día y no tener que estarlo buscando en todas las tiendas”. Por su parte, Gustavo Ruiz resalta los precios competitivos: “Algunos productos están más baratos en línea que en persona y pues sí te rinde más el dinero”.
Pero esta economía digital está a punto de enfrentarse a un desafío. Morena y sus aliados en el Congreso han aprobado la aplicación de IVA a las tiendas en línea que almacenan productos en México, una medida que busca recaudar 15 mil millones de pesos al año.
Según Cynthia Solís, vicepresidenta jurídica de la Asociación de Internet MX, este impuesto se reflejará directamente en los consumidores finales: “Evidentemente todos los impuestos se acaban trasladando... impacta obviamente al precio final”.
Además, Solís advierte que productos económicos importados, como memorias USB, podrían duplicar su costo. “Si antes costaban cinco dólares, ahora la gente tendrá que pagarlas a 10 o 12”, explicó.
Con 9 de cada 10 internautas realizando compras digitales, esta decisión podría afectar tanto a la accesibilidad como al crecimiento del comercio electrónico en el país. A partir de enero, los consumidores deberán prepararse para gastar más por lo mismo, en un entorno donde las decisiones fiscales podrían limitar la apertura económica necesaria para un desarrollo sostenido.
La pregunta queda en el aire: ¿valdrá la pena el sacrificio del bolsillo de los mexicanos por esta recaudación?