Este jueves se cumplirán 35 años de que el transbordador espacial Challenger explotó durante el despegue, matando a siete astronautas, incluido una profesora que se convirtió en la primera ciudadana tripulante de la NASA en viajar al espacio.
El Challenger despegó del Centro Espacial Kennedy en Florida en la fría mañana del 28 de enero de 1986. Y el vuelo duró solo 73 segundos.
El fallo de un sello de goma en uno de los cohetes impulsores gemelos del transbordador, provocaron una explosión. El desastre expuso deficiencias en el diseño del transbordador y problemas operativos en el programa espacial de Estados Unidos.
Después del accidente, el entonces presidente Ronald Reagan prohibió los satélites comerciales en los transbordadores y reforzó los esfuerzos militares para desarrollar lanzadores alternativos.
Challenger expone problemas de gestión de la NASA
La noche antes del lanzamiento, los ingenieros advirtieron que las temperaturas bajo cero podrían ser un problema para los cohetes impulsores del transbordador, pero sus preocupaciones no fueron escuchadas.
Entre los siete astronautas se encontraba Christa McAuliffe, quien se hizo famosa antes del lanzamiento cuando fue seleccionada en una búsqueda nacional de un maestro para ser el el primer ciudadano tripulante en ser enviado al espacio por la NASA.
Los padres de McAuliffe estaban entre la multitud de espectadores en el Centro Espacial Kennedy en Florida que vio cómo el transbordador se elevaba hacia el cielo y luego explotaba.
Los alumnos de todo Estados Unidos, incluidos los que asistían a la escuela de Concord en New Hampshire, donde enseñaba McAuliffe, también vieron el lanzamiento que fue transmitido en vivo por televisión. El presidente Reagan elogió a la tripulación y consoló a sus familiares después del desastre.
Los restos del Challenger fueron arrastrados hasta la orilla de una playa de Florida en 1996, más de una década después de que los restos de la explosión cayeran al océano.
