Quedarme plana, es saber que estuve a tiempo: Sandra Monroy

Informarnos sobre el cáncer de mama, no resulta atractivo. Entendemos que es un padecimiento complejo, y juramos que a nosotros no nos va a tocar.

Escrito por: Lesli Jiménez Espinosa

Jodete cancer Sandra Monroy
|Azteca Noticias

Informarnos sobre el cáncer de mama, no resulta atractivo. Entendemos que es un padecimiento complejo, y subconscientemente nos afirmamos (hombres y mujeres) que no nos va a tocar.

Así, atrevidos, videntes, con la corazonada que decreta “No existe el cáncer”, ó ya de plano, decidimos tocar madera (aunque acabemos tocando la tabla roca de la oficina ó el cráneo del de junto) porque ¡Está cañona esa enfermedad!

Y es justo esa la frivolidad que encubre la desinformación y el miedo de tener cáncer de mama, porque si bien el cáncer no se puede prevenir, sí se puede detectar a tiempo.

La verdadera cara del cáncer de mama

Distante de los edificios cursis/buena onda/sensibles/vanguardistas iluminados de rosa en octubre y solapas de personajes públicos con un listón rosa, acompañados de un semblante cuasi consternado/concientizador y resultado del telepromter, o el discurso de una asesor, se “suman” a la lucha contra el cáncer invitando a las mujeres a tocarse.

Pero la realidad, es que no siempre basta con tocarse, no basta con el diagnóstico a tiempo, ni los discursos gubernamentales que se pintan de rosa cada octubre, si cuando luchas contra el cáncer, no tienes armas en el sector salud pero sí una bandera ondeada por la lastima diciendo “el cáncer no es sinónimo de muerte”

El testimonio de Sandra Monroy

Sandra fue detectada con cáncer de mama a los 36 años de edad, porque no solo se tocaba sino realizaba chequeos periódicos, pero ese era solo el inicio de una batalla que la conducía a perder las dos mamas, porque al ser joven tenía mayor probabilidad de que el cáncer regresara y más fuerte.

Amazona del siglo XXl

El primer reto de Sandra fue el sistema de salud en México que desprotege a las pacientes de cáncer de mama y dificulta sus posibilidades para luchar.

Confrontarse con una nuevo cuerpo fue el segundo obstáculo, porque en la realidad, la voluptuosidad fémina (nada despreciable) se convierte en una obligación y en una tortura para quienes los “pierden” en una mastectomía.

Asumirse con un cuerpo nuevo, nos recuerda que una verdadera amazona lleva cicatrices en el cuerpo.

Y el tercer reto: afrontar un proceso duro, pero posible gracias a una asociación civil que le brindó acompañamiento médico y psico oncológico.

Jódete, cáncer: un libro escrito por Sandra Monroy

Es la travesía que Sandra plasma sagazmente en su ensayo autobiográfico, Joódete, cáncer, convirtiéndose en la compañera de viaje de pacientes y en un claro diagnóstico sobre las carencias del gobierno para abordar esta problemática.

En su libro, indaga en las campañas de prevención y aclara que además de invitar a tocarnos, hace falta una cobertura nacional que brinde servicios de detección, y no sean cruzadas focalizadas temporales, porque es claro que el cáncer no solo se manifiesta en octubre, tiempos electorales o en ciudades.

Sandra demuestra que es necesario invertir en investigación científica en México, y apoyar proyectos que contribuyan a dotar de mayores alternativas a los pacientes.

Y enfatiza sobre la urgente necesidad que México tiene de un sector de salud oncológico digno, con personal suficiente y medicamentos.

“Soy más que tetas”: Sandra Monroy

Es uno de los lemas que acompañan no solo a Sandra o a pacientes con cáncer, sino a todas las mujeres. Sandra abre la conversación sobre la feminidad que va más allá de un cuerpo o de un canon estético tirano, que no soporta la diferencia.

Porque como decía Confucio: ”Cada cosa tiene su belleza, pero no todo el mundo es capaz de verla” y resulta que cada cuerpo, también, tiene su belleza, pero no todo el mundo es capaz de verla.

Porque vivir “plana” no significa ser un fenómeno, vivir “plana” no significa la pérdida de la feminidad, vivir plana es sobrevivir beligerante, sin pena y sin estigma a una enfermedad, de la cual ninguna mujer está exenta.

Animal

Si bien el instinto animal del ser humano tiene un lado deli, también, tiene un lado hostil, egoísta y despreciativo. El cual mientras no se enfrente a ciertos retos, no se suma a las causas, un actitud intolerante a las diferencias, siempre y cuando no las padezca, un lado vano que mientras no sea vulnerado, violenta con una fantasiosa superioridad a los demás.

Mi causa: Sandra Monroy

La continuidad de la humanidad y las bondades de la misma, no son producto del egoísmo animal y el desprecio por los demás. Son producto de seres que tuvieron destellos de nobleza para impactar en la sociedad y gracias a esas acciones hoy la humanidad sigue en pie, rota y carente de códigos y valores, pero finalmente en pie.

Y eso fue gracias a quienes decidieron tomar una causa, no por que les afectara directamente, o por que trastocara a una persona que les importara, sino por la sensibilidad noble y razonamiento evolucionado que les permitió, establecer puentes entre enfermedades, injusticias, desigualdad, violencia y pérdida de libertad, para dar una oportunidad de vivir dignamente.

Tomar una causa, no es pretender ser cool/sensible/buena persona, tomar una causa es comprometerse a brindar soluciones a una problemática y contribuir a su combate.

¿Tú ya tienes una causa o necesitas ser vulnerado por una problemática para ser solidario?

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