Este lunes, el cantante R. Kelly fue condenado por tráfico sexual. Durante el juicio, los fiscales lo acusaron de explotar su estrellato durante un cuarto de siglo para atraer a mujeres y niñas menores de edad a su entorno para mantener relaciones sexuales.
Los miembros del jurado del tribunal federal de Brooklyn deliberaron durante algo más de un día antes de votar la condena de Kelly, de 54 años, por los nueve cargos a los que se enfrentaba, tras un juicio de cinco semanas y media.
Kelly podría enfrentarse a décadas de prisión en la sentencia, prevista para mayo
Kelly había sido acusado de un cargo de asociación ilícita y ocho cargos de violación de la Ley Mann, que prohíbe el transporte de personas a través de las fronteras estatales para la prostitución.
Los fiscales aseguran que Kelly se aprovechó de su fama y carisma para reclutar víctimas, incluidas algunas arrancadas de las multitudes en sus conciertos, con la ayuda de personas de su entorno.
Testigos dijeron que algunas de las víctimas esperaban que Kelly pudiera impulsar sus carreras, sólo para descubrir que exigía su estricta obediencia y las castigaba si no la obtenía.
Los testigos del gobierno en el juicio retrataron, a menudo con detalles gráficos, un lado indecoroso de los 30 años de carrera musical de Kelly, entre cuyos momentos más destacados se encuentra el éxito de 1996, ganador de un Grammy, “I Believe I Can Fly”.
Kelly ha negado repetidamente las acusaciones de abuso sexual
El cantante, cuyo nombre completo es Robert Sylvester Kelly, es una de las personas más prominentes juzgadas por cargos sexuales durante el movimiento #MeToo, que amplificó las acusaciones que lo habían perseguido desde principios de la década de 2000.
Entre las presuntas víctimas de Kelly se encontraba la fallecida cantante Aaliyah, con la que Kelly se casó breve e ilegalmente en 1994, cuando ella tenía 15 años. Aaliyah murió en un accidente de avión en 2001.
Varias testigos declararon que Kelly infundía miedo si sus víctimas no satisfacían todas sus necesidades, sexuales y de otro tipo.
Los miembros del jurado escucharon cómo Kelly obligaba a las víctimas a seguir las “reglas de Rob”, incluyendo que le llamaran “papá" y que le pidieran permiso para comer o ir al baño.