El uniforme, la sirena del camión que se convierte en su principal herramienta de trabajo y, sobre todo la valentía, anuncian su llegada ante una emergencia.
Sin importar que sea un gatito hasta lo más alto de un árbol, inundaciones causadas por la lluvia y la basura que tira la gente o las llamas que consumen sin cesar un inmueble o un área protegida, siempre están presentes.
Se trata de los bomberos, un oficio que tuvo su primera aparición como agrupamiento en 1873 en el Puerto de Veracruz.
En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 72 héroes universitarios se alistan en menos de 30 segundos para salvar una vida.
La Estación de Bomberos de la UNAM parece tranquila por fuera en el campus central de Ciudad Universitaria, pero en su interior desde 1986 se cuentan historias a cargo del Departamento de Prevención y Combate de Siniestros, cuyo origen se remonta a 1973.
“El personal que compone esta corporación da servicio las 24 horas del día durante todo el año. Está capacitado para atender incendios, derrame de sustancias peligrosas, fugas de gas, cortos circuitos, accidentes automovilísticos, rescate de personas y animales, fugas de agua, incendios forestales, control de fauna nociva, además de ofrecer talleres y capacitación a la comunidad universitaria para saber qué hacer antes, durante y después de un incendio, y en el uso y manejo de extintores”, relató el comandante Roberto Hernández Camarillo.
En una entrevista publicada por la Gaceta UNAM el jefe vulcano explicó que la Máxima Casa de Estudios cuenta con 72 bomberos, de quienes cuatro son jefes de guardia.
Entre todos custodian el patrimonio de la UNAM como su Archivo Histórico Cinematográfico y el Archivo General, y protegen la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel.
“La mayoría piensa que sólo nos dedicamos a apagar incendios, pero el trabajo es amplio, largo, y muy extenso, hasta hemos rescatado gatitos”, contó José Luis González Bárcenas, jefe de guardia del H. Cuerpo de Bomberos UNAM.
“Con la pandemia se realizan guardias divididas en seis grupos de manera semanal, pero ante cualquier emergencia todo el equipo está presente para usar lo que sea necesario de sus cuatro carros motobomba, tres autotanques o incluso de la Abuelita, primera bomba enllantada de la Universidad Nacional en 1963.
De enero a agosto de 2019 atendieron 973 intervenciones para salvaguardar la integridad de los universitarios, de ciudadanos y el patrimonio de la Universidad.