A 32 años de la masacre en la plaza de Tiananmen, cientos de estudiantes, o miles, fueron asesinados. En la madrugada del 4 de junio de 1989, tropas del Ejército entraron con tanques a la icónica explanada de Beijing y dispararon contra la multitud que pedía reformas democráticas.
El movimiento de protesta surgió el 15 de abril de 1989, tras la muerte de Hu Yaobang, un ex secretario general del Partido Comunista de China que había intentado reformas para liberalizar el régimen.
La noticia del fallecimiento del dirigente de 73 años, de un paro cardíaco, llevó a miles de personas, especialmente estudiantes, a reunirse en la icónica plaza de Beijing para recordarlo.
Pero lo que había empezado como un homenaje, se convirtió rápidamente en un reclamo de libertad y democracia.
Estado de sitio
La imposibilidad de organizar en la plaza una ceremonia para recibir a Mijaíl Gorbachov, el líder soviético, fue un punto de inflexión. El 20 de mayo, el régimen declaró el estado de sitio y envió a más de 200,000 soldados a Beijing.
Se instalaron barricadas en distintas calles para evitar el avance de tropas.
El 30 de mayo erigieron en el centro de la plaza la Estatua de la Democracia, realizada por estudiantes de arte.
Las primeras muertes
El Ejército disparó al aire en un intento por dispersar a quienes cortaban el paso. Como la estrategia no funcionó, dispararon a los manifestantes. Allí se produjeron las primeras muertes.
Miembros del ejército llegaron al complejo de apartamentos de Muxidi, donde vivían estudiantes y empezaron a disparar. Se estima que 36 personas murieron, muchas ni siquiera participaban de las protestas.
La masacre en la Plaza Tiananmén
En los primero minutos del 4 de junio La Plaza Tiananmén todos los flancos quedaron rodeados de tanques y vehículos blindados.
Algunos jóvenes empezaron a arrojar piedras y bombas molotov para frenar el avance de soldados, que no dudaron en disparar a matar.
Te puede interesar:
Mujeres indígenas de Bolivia se entrenan contra la violencia doméstica
En un telegrama enviado al día siguiente, Alan Donald, embajador del Reino Unido en China, escribió “Pasaron sobre los cuerpos varias veces, haciendo una especie de “papilla”, antes de que los restos fuesen recogidos por una excavadora. Restos incinerados y arrojados con un chorro de agua por las alcantarillas”, contó en el texto, que se hizo público en 2017.
Un tanque derribó la Estatua de la Democracia, símbolo de que la protesta que había sacudido al país durante un mes y medio había sido pulverizada.
Miles de personas buscaron a sus familiares que estaban acampando, pero las tropas respondieron disparándoles a todos.
La información “oficial” que difundieron los periódicos estatales fue que 200 civiles murieron, pero la Cruz Roja China calculó 2,700. “La estimación mínima de los civiles muertos es de 10,000", sostuvo por su parte el embajador Donald en su telegrama.
El hombre del tanque
Un último acto de rebeldía que se convertiría en un ícono. Un hombre de identidad desconocida, vestido con una camisa blanca y pantalón negro, y cargando dos bolsas del mercado en sus manos, se detuvo frente a una columna de tanques que avanzaba por la avenida Chang’an.
Inicialmente detuvo a los blindados mostrando la palma de su mano derecha, con la señal de “stop”. Luego, se trepó al frente del vehículo que encabezaba el convoy y trató de hablar con la tripulación. Después volvió al pavimento. Los tanques trataron de rodearlo, pero el hombre se fue moviendo para bloquearlos una y otra vez, dos hombres se acercaron y se lo llevaron, permitiendo el paso de los blin