¡Nomás no estorben! Carga fiscal asfixia a pequeños comercios

Microempresarios y pequeños comercios piden que se les deje trabajar, y advierten que cierran negocios y pierden empleos ante carga fiscal que los asfixia

Escrito por: Roberto Domínguez

Comercio microempresario restaurante
| @betodominguezf


Dueños de pequeños comercios señalan que la carga fiscal los asfixia.

¿Qué es la carga fiscal?

Se le llama así a las obligaciones tributarias que tiene una persona o empresa, es decir, un impuesto, una tasa o contribución que se debe realizar.

Su porcentaje se calcula para cada sector económico, social o geográfico.

También, como es el caso del Impuesto al Valor Agregado (IVA), la carga fiscal es igual para todos los ciudadanos.

En el caso de México existen diferentes tipos de contribuyentes: aquel que cumple, pero vive asfixiado por la carga fiscal. También está quien no quiere dar la cara, por temor, y además hay quien prefiere estar en la informalidad.

En particular cuando se trata de pequeños comercios. Como ejemplo del primer caso el microempresario Roberto Suárez comenta: “No podemos con una carga tributaria tan fuerte, o con tanto trámite, o con tantas renovaciones de permisos”.

Una microempresaria, que prefiere ofrecer su testimonio anónimo, señala: “No tenemos ningún apoyo, al contrario, se trata de estarnos sangrando constantemente”.

Y otros microempresarios, como Jorge Horta, prefieren permanecer en la informalidad. “Hoy en día es muy complicado estar al día y continuar con todas esas contribuciones”, comenta.

“Carga fiscal nos complica operación de pequeños comercios”

La microempresaria que pidió guardar el anonimato es dueña de una fonda, lleva días sin operar porque se le descompuso su refrigerador y no lo ha podido reparar. Acaba de pagar sus impuestos y tuvo que renovar su permiso de salubridad, pero esto la dejó sin dinero.

“La carga tributaria no nos permite avanzar, estamos padeciendo muchísimo, porque tenemos alza en todos los básicos, incrementos de renta, los impuestos, permisos, todo sube, dinero, dinero, dinero… y pues está muy complicada la situación”, indica.

Reconoce que para continuar operando su pequeño negocio tendrá que subir los precios de sus platillos, lo que le puede resultar contraproducente. “Al consumidor yo no le puedo elevar lo que yo tengo que elevar, porque lo voy a asustar demasiado y eso todavía me afecta mucho más”.

En el mismo sentido Roberto Suárez explica su caso, quiso dar la cara porque dice estar harto, tiene un restaurante. Siempre ha cumplido con sus obligaciones, pero asegura que el costo de la tramitología y las altas tasas tributarias lo están derrotando.

“Nosotros tenemos que cumplir, siendo pequeñitos, tenemos que cumplir como si fuéramos grandes cadenas de restaurantes, y definitivamente el margen comprime, elimina la posibilidad de que muchos negocios puedan subsistir, estamos sobreviviendo y estamos soportando, muchas han tenido que cerrar desafortunadamente, pero estamos soportando el negocio”. Pero no sabe por cuánto tiempo más.

Por su parte Jorge Horta prefiere mantenerse en la informalidad, es propietario de una tienda de abarrotes, un pequeño comercio, y está convencido de que pagar impuestos implica un riesgo para su negocio.

“Tajantemente tomé esa decisión, no es conveniente si tu negocio aún no es rentable, de entrada ¿cómo te vas a poner al día con el tema hacendario? Porque para mí lo más importante es comer y continuar con mi negocio, en lugar de llegar a un punto en donde querer estar al día con temas legales, pues no me va a ser posible, y voy a terminar cerrando, así lo veo, es un riesgo, sí, el tener que estar pagando impuestos”, señala.

Son historias que se multiplican por millones, mexicanos que solo quieren que se les permita trabajar y generar empleos, sin trabas, sin barreras, sin altos costos, que solo piden que no se les estorbe para poder crecer.

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