Estudio revela que el mal sueño podría estar relacionado con el aumento en el consumo de alcohol y tabaco , así como lo lees, y es que muchas personas desconocen que dormir adecuadamente es necesario para tener una vida sana y que de no hacerlo pueden enfermar en el corto y largo plazo
Un estudio publicado por Chronobiology international: The Journal of Biological and Medical Rhythm Research, de la Universidad de Helsinki, reveló que hay una relación entre el mal sueño y un aumento en el consumo de alcohol y tabaco, pues “El nivel de consumo de alcohol y sustancias se correlaciona con la preferencia por permanecer despierto hasta tarde por la noche”, apunta la investigación.
Relación entre el alcohol, el tabaco y el sueño
A lo largo de 37 años, un equipo de investigadores de la Universidad de Helsinki siguió a 23 mil 854 individuos para determinar si las personas con cronotipo –como se le llama a la preferencia por realizar las actividades diarias en el ser humano– matutino tenían una tasa de mortalidad mayor o menor en comparación con aquellas con un cronotipo nocturno.
Los resultados del análisis apuntan que si bien la correlación es baja, los resultados “mostraron un pequeño aumento (del 9 %) en la mortalidad por todas las causas en personas con un cronotipo nocturno en comparación con personas con un cronotipo matutino definido durante un seguimiento de 37 años en adultos finlandeses”.
Y añaden: “Nuestros hallazgos sugieren que hay poca o ninguna contribución independiente del cronotipo a la mortalidad, y el mayor riesgo de mortalidad asociado con el carácter nocturno parece deberse principalmente a un mayor consumo de tabaco y alcohol que en aquellos con carácter matutino. Anteriormente, se ha informado de una mayor dependencia de la nicotina y un mayor tabaquismo entre las personas nocturnas”.
El estudio sugiere que “al examinar las causas de muerte se sabe que están asociadas con el tabaquismo y el consumo de alcohol”. La mortalidad por enfermedades relacionadas con el alcohol y el envenenamiento accidental por alcohol “aumentó entre los tipos nocturnos (un 43 %), pero este efecto se atenuó sustancialmente cuando se ajustó el consumo de alcohol. La mortalidad por neoplasias malignas del tracto respiratorio se debe en gran medida al tabaquismo y aumentó un 25 % en los tipos nocturnos”.
Actividades nocturnas son atractivas para adultos jóvenes
La relación entre dormir mal y el aumento de consumo de alcohol y tabaco se debe a que cuando una persona es noctámbula –que permanece activa en horas nocturnas–, “generalmente sacrifica sus horas de sueño para poder estar despierto hasta muy tarde. Sobre todo, muchos adultos jóvenes prefieren no dormir para hacer otras actividades que son muy atractivas para ellos”, asegura Carolina Escobar Briones, jefa del Departamento de Anatomía de la Facultad de Medicina.
A decir de Escobar Briones, “pensamos que el sueño puede ser optativo”, y explica que así como resulta importante estar despiertos y hacer cosas, también lo es dormir, porque durante el sueño descansamos, los músculos se relajan; además, se producen unas hormonas que ayudan a restaurar los tejidos y proteínas para reparar los citoesqueletos (la parte interior de las células)”.
¿No dormir bien una noche afecta a la salud?
La respuesta es sí, y es que la universitaria señala que si no dormimos las células se van desgastando e incluso una noche de no haber dormido bien, es suficiente para que ya haya una acumulación de algunos desechos de las células y estos no logren metabolizarse hasta salir del cuerpo. Esto, a su vez, hace que nos sintamos muy mal, cansados o desgastados.
“Midiendo el metabolismo de personas que no han dormido bien una noche, se observa que tienen niveles altos de glucosa, como si estuvieran desarrollando un estado prediabético, entonces con un solo día ya podemos ver consecuencias”.
No dormir afecta nuestra conducta
La situación también afecta nuestra conducta, ya que después de una noche de mal sueño “nos sentimos irritables, cansados al día siguiente, no nos podemos concentrar bien; y si esto sucede cotidianamente, bajan nuestra capacidad de aprendizaje y de atención, así como nuestro rendimiento laboral. Y todo esto, también nos afecta a nivel emocional. Se ha visto que personas que duermen mal son propensas a desarrollar depresión y ansiedad”, señala Escobar Briones.