“Lo quise cubrir”: Niño de 3 años fue asesinado mientras estaba con su abuelo en Nuevo León
Denilson Cuéllar, un niño de apenas 3 años, fue asesinado a balazos mientras jugaba con su abuelo afuera de su casa en Apodaca, Nuevo León.
La tragedia embargó a la familia de José Ramón Abundis, cuando su nieto, Denilson Cuéllar García, un niño de apenas tres años de edad, fue asesinado en sus brazos, tras un ataque a balazos en Apodaca, Nuevo León, el pasado viernes 11 de abril.
El hombre señaló que nunca existieron amenazas previas, ni otro tipo de conflictos, por lo que no se explica como de un momento a otro le arrebataron la vida a su pequeño nieto.
¿Cómo ocurrió el ataque armado en Apodaca?
José Ramón cuenta entre lágrimas que se encontraban sentados afuera de su casa, como muchas otras noches, disfrutando un rato familiar.
Denilson estaba con él, montado en una cuatrimoto pequeña. Nada parecía fuera de lo normal, hasta que una motocicleta dio la vuelta a la calle, y sin mediar palabra, uno de los tripulantes disparó.
“Alcancé a ver que traía algo y pues tiró. Traté de cubrirlo, pero no, ya no pude hacer nada. Cuando lo quise cubrir, ya mi nieto había caído con el balazo en la sien”, relató José Ramón, con la voz quebrada para Hechos Noche.
Violencia en Nuevo León cobra la vida de Denilson Cuéllar
Denilson tenía apenas tres años, y según lo que relata su familia, recientemente habían celebrado su cumpleaños en enero con una pequeña fiesta.
Al menor le gustaban mucho los gallos, como a su papá, recordó su familiar. Era un niño alegre, inquieto, que comenzaba a disfrutar de esas pequeñas cosas que marcan la infancia.
Hoy, esos recuerdos son lo único que queda para su familia. Mientras que afuera del domicilio donde ocurrió el ataque, colocaron una veladora en su honor, mientras la preguntas siguen sin respuesta, y sin responsables.
“¿Y por qué con uno? Si uno se dedica a trabajar bien… No sé por qué con nosotros”, se pregunta José Ramón, abuelo del menor asesinado.
Su familia, asegura, vive de forma honesta, sin meterse en problemas. No hubo amenazas previas, llamadas sospechosas o advertencias. Nadie les pidió dinero, ni se acercaron con intimidaciones. Todo ocurrió de forma repentina, brutal y sin explicación.