Ozzie, el gorila más longevo del mundo, murió a los 61 años de edad en el zoológico de Atlanta, en Georgia, Estados Unidos, informó el recinto a través de un comunicado.
De acuerdo con el zoológico de Atlanta, los trabajadores encontraron muerto al gorila Ozzie en su jaula, la mañana de este martes.
Ozzie, un gorila lomo plateado de las tierras bajas occidentales, era el tercero más longevo, detrás de dos hembras, Fatou de 64 años, quien vive en el zoológico de Berlín y Helen, de 63 años, que se encuentra en el parque de Louisville, Kentucky, Estados Unidos.
El zoológico de Atlanta explicó que por el momento se desconocen las causas de la muerte de Ozzie, pero detalló que el gorila empezó a dar muestras de falta de apetito desde el pasado jueves, y esta semana su rostro se empezó a hinchar.
Our hearts are broken at the passing of a legend. Zoo Atlanta is devastated to share that Ozzie, the world's oldest male gorilla, has died at 61: https://t.co/kzGVXUHTXL pic.twitter.com/SDF2KBScnJ
— ZooATL (@ZooATL) January 25, 2022
Posteriormente, presentó debilidad e incapacidad para comer y tomar agua, por lo que planean realizar una necropsia al cuerpo del gorila y determinar las causas por las que murió.
Por lo que los veterinarios de la Universidad de Georgia realizan la necropsia especializada para tratar de revelar las causas del deceso del gorila de 61 años de edad.
“Esta es una pérdida devastadora para el zoo de Atlanta. Aunque sabíamos que este día llegaría, esa inevitabilidad no aminora la profunda tristeza que sentimos al haber perdido a una leyenda”, expresó Raymond B. King, el presidente del zoológico a través de un comunicado.
Ozzie se contagió de Covid-19 el año pasado
Ozzie fue uno de los 13 gorilas del zoológico de Atlanta que dio positivo a Covid-19 en 20221.
En ese momento, las autoridades del zoológico indicaron que un trabajador que dio positivo al virus, contagió a los animales, pues el hombre era asintomático e incluso tenía su esquema de vacunación completo.
Además, Ozzie hizo historia en la zoología en 2009, cuando se convirtió en el primer gorila del mundo en participar en una lectura voluntaria de la presión arterial.