La motivación laboral es uno de los factores esenciales en cualquier empresa para triunfar y alcanzar los objetivos del equipo, pues está dirigido específicamente a mejorar el desempeño de cada trabajador; sin embargo, los beneficios también envuelven a la persona misma y es pieza clave para conseguir bienestar y plenitud en el trabajo.
Mantenerse con interés en tu ocupación depende en gran parte de tener una buena motivación laboral, por lo que a continuación te decimos qué significa, cuántos tipos hay y cinco consejos para conseguirla de manera propia.
¿Qué es la motivación laboral?
De acuerdo con el doctor Miguel Ángel Delgado, la motivación laboral es “el proceso mediante el cual las personas, al ejecutar una actividad específica, desarrollan capacidades que conducen a la materialización de objetivos para satisfacer necesidades y/o expectativas”. En sìntesis, los esfuerzos aplicados por cada persona dependen de una satisfacción.
¿Cuáles son los tipos de motivación laboral?
- Extrínseca: Es cuando factores externos impulsan el esfuerzo del trabajador, como puede ser un aumento del sueldo, ascenso o incluso el reconocimiento frente a compañeros.
- Intrínseca: Esta hace referencia a cuando el impulso por esforzarse nace de manera interna, como puede ser trabajar por conseguir un objetivo personal. Fijarse metas a corto, mediano y largo plazo son el mejor ejemplo.
Si cuentas con estos tipos de motivación, al acudir al trabajo te desarrollarás mejor en aspectos clave para cualquier empleo, como puede ser la eficiencia, la productividad, disminución de estrés, mejora el trabajo en equipo y se trabaja con mayor energía.
¿Cómo mantenerse motivado en el trabajo?
Si crees que necesitas una motivación laboral intrínseca, a continuación te dejamos cinco tips que podrían ayudarte a desempeñarte mejor en el trabajo sin necesidad de esperar un incentivo externo.
- Crea tus propias metas.
Si te planteas objetivos a corto y mediano plazo, te sentirás más productivo al alcanzarlas y eso se refleja en motivación. No tienen que ser muy ambiciosas, el objetivo es poder conseguir estos pequeños logros con facilidad para entrar en un ciclo productivo y motivante. - Acepta retos nuevos.
Aunque esto puede implicar salir de la zona de confort, es justamente tener una rutina lo que puede llevar a perder motivación. Si encuentras nuevas exigencias, el deseo y obligación de cumplirlas te traerá otro tipo de incentivo para esforzarte. - Evita los “pormenores del trabajo”.
En medida de lo posible, busca minimizar el tiempo que le dedicas a tareas repetitivas de tu trabajo que en el plano general son innecesarias. Haz una evaluación de a qué debes dedicarle menos tiempo para evitar caer en un bache rutinario y poco productivo. - Aprende a ser optimista.
Tener una actitud positiva en el trabajo te traerá satisfacción y reducirá estrés, pero lo más importante, reconocer tu propio trabajo hará que te sientas bien con lo que haces y querrás replicarlo para seguir creciendo profesionalmente. - Desconecta del trabajo.
Una de las claves para mantenerte saludable, eficiente y contento en el trabajo es aprendiendo a separarlo de tus momentos personales. Dedicarte unos momentos sin la presión ni pensamientos de tu empleo hará se reduzca la apatía y hartazgo.
