Este viernes, Nicolás Maduro inició un nuevo período dictatorial de seis años en Venezuela , en medio de fuertes críticas nacionales e internacionales por fraude electoral. A pesar de la falta de transparencia y las constantes denuncias de autoritarismo, México estuvo presente en la ceremonia de toma de protesta, representado por el embajador Leopoldo de Gyvés de la Cruz… ¿en apoyo al régimen?
Los dictadores del mundo se unieron en la toma de protesta de Nicolás Maduro
La falta de evidencias que respalden su reelección no pasó desapercibida. En consecuencia, desde Argentina hasta Canadá, la Unión Europea y otras naciones alrededor del mundo se negaron a reconocer la legitimidad del régimen venezolano.
Por otro lado, quienes no perdieron la oportunidad de mostrar su apoyo al asistir a la toma de protesta fueron otros países con dictaduras, como Cuba, Nicaragua y el Congo; sin embargo, entre los asistentes también figuró México.
La Doctrina Estrada: ¿Una justificación para apoyar la dictadura de Maduro?
Defensores del gobierno mexicano argumentan que la asistencia a este evento está alineada con la Doctrina Estrada, un principio de política exterior que aboga por la no intervención en asuntos internos de otras naciones. Pero, ¿es congruente esta postura con la decisión de acudir a la toma de protesta?
Veamos. Para muchos de nosotros, el simple hecho de asistir representa un apoyo implícito a un régimen señalado por violaciones a los derechos humanos , represión violenta y una crisis humanitaria sin precedentes.
Resulta entonces muy irónico que México, un país que tiene como principal bandera la búsqueda del “bienestar”, respalde a un gobierno que ha sumido a su pueblo en la miseria en nombre de la “neutralidad”.
Por eso no es de extrañar que la asistencia de México a la toma de protesta de Nicolás Maduro haya abierto un debate sobre el papel de nuestro país en este escenario internacional.
¿Se puede ser neutral ante la crisis humanitaria en Venezuela?
Si algo es cierto es que Venezuela enfrenta una crisis humanitaria marcada por hambruna, falta de medicamentos y una migración masiva de ciudadanos que huyen de la represión y la pobreza que ha dejado el chavismo.
Ante este panorama, es importante cuestionar si el principio de no intervención puede justificar la presencia de México en un evento que perpetúa una dictadura.
En mi opinión, debemos empezar a preguntarnos: ¿ Es posible ser neutral frente a un régimen que lleva más de dos décadas afectando a millones de personas?