En las calles de la colonia Juárez, alcaldía Cuauhtémoc, en el centro de la Ciudad de México (CDMX), diversos migrantes procedentes de Latinoamérica duermen en la calle de Roma, en espera de un trabajo o de un viaje que los lleve a la frontera con Estados Unidos.
Sin embargo, los que dicen ser “dueños” del campamento de estas personas en tránsito, les prohíben hablar a las cámaras de Fuerza Informativa Azteca (FIA).
Moisés Charles, procedente de Haití, duerme en el suelo de la calle Roma, ya que no hay otro lugar donde pueda hacerlo. A diferencia de algunos habitantes de su mismo país, él desea permanecer en México para poder trabajar y traer a su hermana.
“Nosotros venimos aquí para trabajar, sí, algo sería aquí para trabajar. Sí quiero trabajar aquí para apoyar a mi familia que está en otro país. Estoy solo, estoy esperando a mi hermana que venga de Monterrey para trabajar”, refiere el migrante.
Amenazan a reportero de Fuerza Informativa Azteca
Aunque Moisés quiere seguir hablando sobre su experiencia, un sujeto quien se siente dueño del campamento de migrantes se acerca a amenazar y evitar que continúe la grabación.
“Que voltees tu cámara. Dile que voltee su cámara. Velo a grabar a otra parte. Estamos hablando en buen pedo. ¿Quieren que le hable a la banda? A mí me vale verga. Caminándole. Al chile, retírense. Al chile, se van arrepentir. Te voy a dar un vergazo”, amenazó el sujeto en playera color negro.
#CDMX | ¡Amenazan a nuestro reportero!📹
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) October 2, 2023
Decenas de haitianos duermen en la calle a la espera de mejorar su calidad de vida; en lo que eso ocurre, los "dueños" del campamento les prohíben hablar, provocando amenazas a quien se les acerque.@IrvingPineda nos cuenta en @HechosAM. pic.twitter.com/Zqt9JWTYVV
Migrantes sufren discriminación
Mientras que en una iglesia, José Salvador, de origen Salvadoreño, aseguró que ha sufrido discriminación por parte de otros habitantes de México.
Comentó que en ocasiones ha trabajado por dos meses colocando cerámica, pero no le pagaron su suelo, debido a que “saben que soy inmigrante y prácticamente creen que no conozco mis derechos”.
Agregó que incluso no ha podido bañarse, debido a que no cuenta con un lugar para hacerlo. Estas historias no son las únicas y las autoridades no han hecho nada por solucionar esta situación.