Una mujer española se mudó a Uganda para colaborar con una fundación que ayuda a niños con necesidades de hogar y educación y debido a su trabajo, considera que ha “adoptado” a esos infantes.
María Galán estudió Economía y Negocios Internacionales y a sus 25 años colabora con una Organización No Gubernamental (ONG). En un inicio, su madre, Montse Martínez, trabajó como voluntaria en una ONG.
Sin embargo, pronto notaron que en Uganda había varios niños que necesitaban de un hogar, por lo cual decidieron hacerse cargo de un orfanato que estaba a punto de cerrar sus puertas.
María Galán y su familia crearon una fundación
Ante ello, ella y su mamá crearon la fundación Babies Uganda, para lo cual comenzó por irse a vivir al país africano. También en dicha nación tuvo que enfrentar el confinamiento por el Covid-19 y posteriormente se quedó en la nación africana con los menores de edad.
Galán resaltó que los pequeños a los que ayuda no están en adopción. “Los niños no están en adopción, esto es una familia y yo soy su mamá”, declaró Galán en una entrevista con el sitio local Yasss.
El orfanato que fundó cuenta con 32 niños adoptados en el orfanato Kikaya House, también a cargo de la misma ONG, y en sus instalaciones tiene dos casas, una clínica, una escuela primaria y esperan concretar un plantel de educación secundaria, así como espacios deportivos y de inserción laboral.
Así conoció Uganda María Galán
La joven llegó a Uganda cuando tenía 22 años de edad y tuvo que enfrentarse a una “sociedad machista, donde las mueres todavía están destinadas a quedarse en el hogar y al principio fue difícil” superar los prejuicios.
Sin embargo, ayudar a los niños se convirtió en su labor principal, ya que María Galán notó que “no quería estar en otro lugar más que aquí”. Aunque en momentos sintió que no tenía ánimos para continuar con su labor, después pensó que “las ganas pueden con todo y si yo tenía algo, eran ganas”:
Además, otra de las labores fue ganarse la confianza a los niños del orfanato que rondan edades hasta la adolescencia. Para ello, usó mucha paciencia para comunicarse con ellos, pero tras un tiempo de convivir con ellos, ya logró saber qué es lo que necesitan para ayudarles.