Malinche, la mujer que trascendió su tiempo: una figura clave en la historia de México

Conocida por muchos como la Malinche, su verdadero nombre era Marina, aunque también fue llamada Malinali o Malitzin. Contrario a la creencia popular, “Malinche” era el nombre con el que los indígenas se referían a Hernán Cortés, no a ella. Marina, una mujer cuyo papel en la historia de México ha sido objeto de controversia, merece ser reconocida por su inteligencia y su capacidad para navegar en un mundo en transformación.

Nacida alrededor de 1500, cerca de Coatzacoalcos, Veracruz, Marina quedó huérfana de padre a temprana edad. Su madre, al casarse nuevamente, la relegó a un segundo plano, especialmente tras el nacimiento de un hijo varón. Este hecho la llevó a ser vendida como esclava, primero en Chicalango y luego en Pototán, Tabasco. En 1519, su vida dio un giro decisivo al ser entregada a Hernán Cortés.

Cortés pronto descubrió las habilidades lingüísticas de Marina, quien hablaba maya, popoluca y náhuatl, y más tarde aprendió español. Su dominio de estos idiomas la convirtió en una intérprete invaluable y en una consejera para el conquistador. Marina no solo traducía palabras, sino que también explicaba a Cortés las sutilezas de la política americana, desde los gestos diplomáticos hasta el significado de las ceremonias y las estrategias de negociación con los líderes indígenas.

Los historiadores coinciden en que Marina fue una mujer que supo adaptarse a las circunstancias y salir adelante. Ella comprendió que el mundo en el que había nacido estaba cambiando y, con astucia, logró transitar hacia un nuevo orden político, social, económico y religioso. Su capacidad para sobrevivir y prosperar en un entorno complejo la convierte en una figura digna de reconocimiento.

Es hora de reevaluar el papel de Marina en la historia de México y dejar de considerarla una traidora. Su labor contribuyó a la unión de dos pueblos y al nacimiento de una nueva identidad mestiza. Además, su relación con Hernán Cortés dio como resultado el nacimiento de uno de los primeros mestizos, don Martín Cortés.

Marina falleció alrededor de 1530, víctima de una epidemia de viruela o sarampión. Su historia es un testimonio de la complejidad del encuentro entre dos mundos y del origen del mestizaje, un legado que sigue presente en el México actual.