La presidenta Claudia Sheinbaum cumplió 100 días desde su toma de protesta el 1 de octubre; sin duda, un arranque de gobierno turbulento, en medio de una guerra contra el Poder Judicial, un país con la inseguridad desbordada y el reto frente a las amenazas del mandatario electo de Estados Unidos , Donald Trump.
Es cierto, Sheinbaum llega a sus 100 días con una gran aceptación, correspondiente a la implementación de programas sociales, nuevas becas para estudiantes y mujeres en situación vulnerable, es sencillo sumar el apoyo de la mayoría de la población, quien se esfuerza en vivir al día; sin embargo, hay dos temas que se le están saliendo de las manos: la inseguridad y una falsa democracia.
Problema de inseguridad en el país
Sheinbaum busca enviar el mensaje de que en su administración, la retórica de “ abrazos, no balazos ” de su antecesor, ya no tendrá cabida. Y así logra que los mexicanos tengan la percepción de que se está trabajando en la inseguridad.
Sin embargo, la presidenta, junto con su secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, siguen minimizando el problemón al que se enfrentan y no solo eso, sino que protegen a figuras como Rubén Rocha Moya, gobernador de Sinaloa, frente a las acusaciones de sus presuntos vínculos con el narcotráfico. Esto, bajo la defensa de que en la 4T “no existe la colusión”.
Falsa democracia: Un sello de Morena
La presidenta defiende que en su gobierno no hay nepotismo; sin embargo, su mismo partido se ha encargado de demostrar lo contrario. Como ejemplo están Luisa María Alcalde , actual dirigente del partido guinda y exsecretaria de Gobernación y su hermana, Bertha Alcalde Luján, elegida como fiscal de la CDMX , ambas, hijas de Bertha Luján Uranga, presidenta del Consejo Nacional del partido de 2015 a 2022 y cercana a AMLO en su administración en la capital.
Sheinbaum ha defendido a capa y espada estar en contra de la reelección , pero para su mala suerte, esto no fue respaldado por Morena cuando reeligieron a Rosario Piedra Ibarra frente a la CNDH; la peor evaluada, con los peores resultados y en medio de un proceso que no fue transparente.
Reducir a “buenos” o “malos” los primeros 100 días de Sheinbaum, resultaría simplista, pues aunque la presidenta se esfuerza por tener su propio sello en lo que llama “el segundo piso de la transformación”, sigue arrastrando intereses del gobierno pasado. Y como ella lo ha dicho: “Lo que no se nombra, no existe”. Me parece que es momento de aceptar que en su gobierno sí hay contradicciones, pero que todavía puede corregir.