De ritual prohibido a patrimonio inmaterial: Así es la limpieza de los huesos en Pomuch

El ritual de la limpieza de los huesos en Pomuch, Campeche, es considerada una tradición que preserva el vínculo entre vivos y muertos en una ceremonia única.

Escrito por: Roberto Domínguez- Iveth Ortiz

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Devoción a los difuntos: La limpieza de los Santos Restos en Pomuch, Campeche | FIA: Israel Basurto

En la pequeña comunidad de Pomuch, el Día de Muertos tiene una particularidad única: sus habitantes le rinden tributo a sus difuntos, mediante la limpieza de huesos. Una tradición, considerada hoy patrimonio cultural inmaterial de Campeche.

Ante la sorpresa de muchos, en Día de Muertos, los cadáveres en Pomuch son “exhumados” para poder ser limpiados; un ritual que durante mucho tiempo fue prohibido, pero en la actualidad describe el vínculo que tiene la región con sus ancestros.

Ritual que une los dos mundos: La limpieza de los huesos en Pomuch

Fernando Pool Xul, campesino y habitante de Pomuch , comparte el significado detrás de esta antigua tradición: “Venimos a ver a mi tía Carmen Xul, falleció hace 9 o 10 años, y cada año debemos cambiarle su ropa”, narró para micrófonos de Fuerza Informativa Azteca. (FIA).

El cementerio de Pomuch es conocido por su peculiar manera de honrar a los muertos, ya que en cada nicho, los restos son depositados en una pequeña caja o “osario” y permanecen al aire libre durante todo el año.

Esto permite a los restos puedan recibir aire fresco y luz solar, además de que los familiares creen que sus seres queridos necesitan contacto constante con el entorno natural.

Devoción a los muertos: Limpieza de los Santos Restos en Pomuch

Cada año, los habitantes de Pomuch realizan el ritual de “cambio de paño”, donde reemplazan la tela que cubre los huesos y, con suma delicadeza, limpian los restos de sus familiares. Cuauhtémoc explica: “lo vemos como algo normal, no le vemos nada de malo, simplemente, pues es un contacto que tenemos con nuestros difuntos”, narró el habitante de Pomuch.

Por muchos años, la tradición fue vista con recelo; incluso se llegó a prohibir a partir de 1959, pero para la gente esto no fue un impedimento de rendir tributo a sus fieles difuntos. En 2017, se determinó que este ritual era una manifestación cultural única en México y el mundo.

“El vivir con una persona, verla morir, y luego volver a ver sus huesos, reconoces que sí es él… la energía sigue viva y se transmite cuando lo tocas”, relató Jorge Pool Balam.

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