Prometen debate, pero escriben normativas para silenciar al país; la realidad de la Ley Censura

México vive un momento clave: o consolida su democracia mediante leyes que blinden el disenso, o normaliza mecanismos sutiles de censura.

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Política

Por: Daniel Sangeado

La tensión entre la libertad de expresión y el marco regulatorio propuesto por el gobierno federal se ha intensificado tras las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo durante su conferencia matutina.

Frente a críticas sobre la Ley Censura, la mandataria insistió en que su administración garantiza la “libre manifestación de ideas”.

“Qué bueno que se dé este debate... que sigan escribiendo, que sigan hablando... eso es democracia”. Sin embargo, como diría aquel refrán “cuando el río suena es porque agua lleva” y analistas y opositores advierten que el proyecto legislativo podría institucionalizar mecanismos de control sobre los medios.

El discurso oficial frente a la Ley Censura

Sheinbaum respondió a señalamientos sobre un presunto autoritarismo gubernamental calificándolos como “cantaleta”, y aseguró que no existe intención de censurar plataformas digitales.

Incluso ofreció modificar artículos específicos si generan “malentendidos”. No obstante, el problema se extiende en todos los artículos, cuyos alcances permitirían sancionar contenidos bajo criterios ambiguos como “interés público” o “seguridad nacional”, abriendo la puerta a interpretaciones discrecionales.

La paradoja de la pluralidad en tiempos de crisis

Si bien es cierto que actualmente medios y ciudadanos pueden denunciar problemas como la crisis de seguridad, el desabasto de medicamentos o el estancamiento económico -incluso utilizando recursos gráficos para evidenciarlos-, estos podrían convertirse en un espejismo con la nueva Ley.

El detalle que preocupa: más allá del artículo polémico

Expertos en derecho constitucional subrayan que el riesgo no se limita a un artículo aislado. La ley propone una arquitectura institucional donde organismos federales podrían monitorear contenidos, establecer regulaciones preventivas y definir sanciones sin controles jurisdiccionales robustos.

Este diseño, según organizaciones como Artículo 19, replica modelos utilizados en regímenes autoritarios para disfrazar la censura como “regulación técnica”.

La disyuntiva democrática

La presidenta tiene razón en un punto: la crítica abierta sigue siendo posible en México. Pero el verdadero termómetro de la libertad de expresión no es lo que hoy se permite decir, sino las garantías para seguir haciéndolo mañana.

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