Los sonidos prohibidos: La música experimental rompe fronteras en Latinoamérica

Latinoamérica vibra: La música experimental se abre paso con sonidos innovadores

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Escrito por: Rodrigo Lema

Música experimental en Latinoamérica: Un viaje por los sonidos de la vanguardia
La música experimental latinoamericana no se limita a un género o estilo específico. | Timpana - Pixabay

La música experimental, esa corriente que desafía las normas y explora los límites del sonido, encuentra un terreno fértil en Latinoamérica. La riqueza y diversidad de ritmos, instrumentos y tradiciones musicales del continente se fusionan con la vanguardia sonora, dando lugar a propuestas innovadoras y fascinantes.

Nacida a mediados del siglo XX, la música experimental se caracteriza por su rechazo a las estructuras tradicionales, buscando nuevos lenguajes y formas de expresión.

Pioneros como John Cage, con sus composiciones basadas en el azar y la indeterminación, Karlheinz Stockhausen con su música electrónica y Pierre Schaeffer, padre de la música concreta, abrieron un universo de posibilidades sonoras.

Diversidad y riqueza latinoamericana

En Latinoamérica, esta corriente ha florecido nutriéndose de la riqueza y diversidad de ritmos y tradiciones musicales del continente.

Desde la música electroacústica de la argentina Beatriz Ferreyra, hasta la fusión de la música contemporánea con elementos tradicionales mexicanos de Manuel Rocha Iturbide, o Alejandra Lanza conocida como Timpana, referente de la música experimental afro andino amazónico; la música experimental latinoamericana ha forjado un camino propio.

La música experimental latinoamericana no se limita a un género o estilo específico. Abarca una amplia gama de expresiones, desde la música electroacústica y la improvisación libre hasta la fusión de ritmos tradicionales con la electrónica y la vanguardia.

México y los sonidos experimentales

México se destaca como un semillero de artistas que empujan los límites de la música experimental. Desde la década de 1950, compositores como Carlos Jiménez Mabarak, con su obra “El paraíso de los ahogados” (1957), se aventuraron en la exploración de nuevos sonidos.

Hoy, la escena mexicana es un hervidero de propuestas innovadoras. Artistas como Murcof, con sus atmósferas minimalistas y evocadoras, o Antonio Russek, que fusiona la música académica con la electrónica, se han ganado el reconocimiento internacional.

Actividades como el Festival Internacional de Música Contemporánea de la Ciudad de México (MUTEK) y espacios como el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS) impulsan la creación y difusión de la música experimental en el país.

La escena mexicana se nutre de la diversidad cultural del país, integrando elementos de la música tradicional indígena y popular con las tendencias más vanguardistas.

Timpana y el boom del electro afro andino amazónico

Desde los Andes bolivianos, Timpana se suma a una vibrante escena de artistas que rompen con las convenciones y expanden los horizontes sonoros.

En la región andino amazónica de Sudamérica , Timpana se posiciona como un referente de la música experimental, fusionando ritmos afro-andino-amazónicos con electrónica e instrumentos nativos, creando paisajes sonoros que nos transportan a un viaje a través de la cultura y la historia.

Alejandra Lanza, conocida como Timpana es solista y productora boliviana, se ha convertido en una figura clave de la escena musical experimental latinoamericana. Su trabajo, que fusiona la exploración vocal con diversas influencias y ritmos del mundo, se materializa en puestas en escena que combinan música, teatro y artes visuales.

Azteca Noticias conversó con Timpana en Ciudad de México: “La música experimental, para mí, es la liberación de las estructuras convencionales. Es un espacio donde las fronteras entre los géneros, los sonidos y las culturas se desvanecen y al mismo tiempo se fusionan al re interpretarlas, permitiéndome explorar nuevas formas de expresión”.

“Vengo de los Andes bolivianos, donde los ritmos de mi tierra han sido parte de la vida cotidiana por siglos, pero mi música no busca replicar esos sonidos tradicionales de manera pura. Los desarmo, los deformo, los mezclo con elementos inesperados, como la electrónica, las texturas del viento amazónico, o la resonancia profunda de los tambores africanos y mis propios sonidos vocales”.

Su interés por los cantos nativos, la experimentación vocal y la creación de atmósferas sonoras la han llevado a explorar territorios inexplorados.

Timpana: Un viaje sonoro al autoconocimiento

“Gwandena”, la obra maestra de su proyecto musical Timpana, es una experiencia visual y sonora que fusiona influencias afro-andino-amazónicas con sonidos electrónicos e instrumentos nativos bolivianos.

A través de una variada exploración de tonalidades vocales, coros, bailes y teatralidad, “Gwandena” nos sumerge en un viaje al autoconocimiento.

La obra narra la historia de Talina, quien acompañada de Jovi Yazuri (VerdeAzul), emprende un camino de transformación personal. Cada capítulo de este viaje se traduce en una canción, creando una experiencia inmersiva que combina música, visuales y narrativa.

Las canciones se interpretan en idiomas nativos como el quechua , guaraní y español.

“Siento que soy un medio por el cual la gente se puede conectar con una experiencia fuera del tiempo, siento que estoy fuera del tiempo, en otra realidad. Espero que esa experiencia siempre sea un medio que inspire y eleve el alma” dijo a Fuerza Informativa Azteca.

Un ritual sonoro para la memoria ancestral

“Gwandena” trasciende la música y se convierte en un ritual que conecta al público con la memoria ancestral de los pueblos originarios de América del Sur. Los mitos nativos se entrelazan con la música, creando una atmósfera mágica que invita a la danza libre y la expresión corporal.

La potente voz de Timpana, que transita entre cantos graves y agudos en quechua y guaraní, se fusiona con los ritmos afro-amazónicos de los tambores, el charango, los vientos andinos y los samples electrónicos, creando una experiencia psicodélica e inolvidable.

El público es transportado a una esfera orgánica de espiritualidad, donde la música y la danza se convierten en un canal de conexión con las raíces y la identidad cultural.

¿Que significa crear música pensando y sintiendo tus raíces?, preguntamos a Timpana.

“Es polémico ese tema, pero puedo decir que yo crecí con esas influencias y los cantos de Luzmila (artista de origen indígena nortepotosina). Siento que vuelvo al origen , al lugar donde siento que está el principio de todas las cosas. Cuando uno identifica eso siempre tiene el camino claro, es como volver al útero, es la identidad. Pero eso no me pasa solamente mente con la música andina, sino también con la música y los cantos de todas las culturas del mundo”.

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