Beijing, 17 de enero.- Según las últimas estadísticas oficiales del Partido Comunista chino, la población de este país asiático aumentó a mil 465 millones en 2019, lo cual representa la tasa de natalidad más baja desde su proclamación como República Popular en 1949.
Para evitar una crisis demográfica, el gobierno modificó su política de un hijo único a partir de 2013 y la suprimió dos años después, pero el cambio no se ha reflejado en más nacimientos.
El año pasado, los nacimientos cayeron por tercer año consecutivo en un 4 por ciento respecto al 2018, tratándose de la cifra más baja desde 1961, el último año de una hambruna generalizada en la que millones de personas murieron por esta causa, reportó la radio francesa RFI.
Diversas parejas chinas se muestran renuentes a tener hijos porque no pueden costear la salud, educación y los altos precios de la vivienda, entre otros gastos.
Esto se suma a que las tasas de divorcio están en máximos récord. En los tres primeros trimestres del año pasado, al menos tres millones de matrimonios iniciaron el proceso de separación frente a otras siete millones de parejas que contrajeron matrimonio, según datos del Ministerio de Asuntos Civiles.
Yi Fuxian, investigador de la Universidad de Wisconsin citado por el diario The Epoch Times, afirma que 2018 es un “punto de inflexión histórico en la población china” y que su crecimiento negativo puede ser una tendencia irreversible debido a la disminución en el número de mujeres en edad fértil.
Por esta situación, el país vive una desaceleración de la economía que ya sufre por el envejecimiento de la sociedad y la consecuente disminución en la fuerza laboral, pues más de 250 millones tenían al menos 60 años hasta el año pasado.