Íker, sobreviviente del reclutamiento del crimen organizado, narra su experiencia y lucha por la reinserción

Después de ser reclutado por el crimen organizado, Íker se ha reformado y busca ayudar a miles de niños, niñas y adolescentes que están pasando por lo mismo.

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Por: Juan Caros Robles y Gabriel Sirnes

Iker, un joven que sobrevivió al reclutamiento de grupos delincuenciales , relata cómo a los ocho años fue forzado a cometer su primer robo, lo que marcó el inicio de su pertenencia a una célula delictiva. Es así como miles de niños, niñas y adolescentes en México son reclutados por el crimen organizado para cometer diversos delitos.

El primer ingreso al centro tutelar fue a los 15 años, cuando me detuvieron en Iztapalapa después de una persecución en auto”, cuenta Iker. A esa edad, ya acumulaba tres carpetas de investigación, pero era liberado gracias a la intervención de la misma banda a la que pertenecía y que pagaba por su libertad.

Íker solo es uno de miles de niños, niñas y adolescentes que son reclutados

Iker no fue el único, ya que varios de sus amigos también fueron reclutados con promesas de dinero y poder. A medida que el tiempo avanzaba, se involucraron en delitos más graves. “Recibíamos llamadas en una casa de seguridad, donde teníamos cuatro teléfonos. Una señora nos daba indicaciones y nos movilizábamos por medio de una red de taxis clandestinos en el Estado de México”, explica Iker.

Al ser cuestionado sobre la cantidad de extorsiones en las que participó, Iker admite que fueron más de 50, aunque la cifra exacta es difícil de precisar. “Hice mucho daño”, confiesa con arrepentimiento.

El reclutamiento de infantil no está tipificado como delito

En Jalisco, el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes no está tipificado como un delito, aunque actualmente hay dos iniciativas pendientes en el Congreso local. Según datos de UNICEF, alrededor de 130 mil menores en México forman parte de grupos de la delincuencia organizada.

Ahora, sobrevivientes como Iker comparten su experiencia para prevenir que otros jóvenes caigan en el mismo camino. “Quiero ayudar a jóvenes que, teniendo las mismas oportunidades, podrían desviarse. Si yo logré la reinserción, con tres años sin consumo de sustancias, ya no quiero perderme”, concluye Iker, reafirmando su compromiso con una vida alejada del crimen.

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