A una semana del huracán “Otis”, el gobierno ha compartido el plan de reconstrucción de Acapulco, en el que se detalla la ayuda que se le brindará a la población del puerto y los pueblos aledaños en los próximos meses.
El pasado 25 de octubre, Acapulco sufrió el peor huracán registrado en al menos los últimos 50 años. Otis, de categoría 5, afectó a 273 mil 844 viviendas, poco más de 1 millón de personas y al 80% de los hoteles del destino turístico más famoso de México.
El presupuesto de atención será de 61 mil 313 millones de pesos, que se dividirá en 17 acciones, entre las cuales se destacan:
- El adelanto de dos meses del pago de pensiones a adultos mayores y discapacitados, así como becas y apoyo a productores.
- Seis meses de prórroga para el pago de Infonavit, Fovissste e IMSS.
- Entrega de una canasta básica a la semana para alrededor de 250 mil familias, durante tres meses.
- Un paquete de enseres domésticos (cama, estufa, refrigerador, ventilador y vajilla) por familia.
- La exención del IVA e ISR hasta febrero del 2024.
Todo el plan suena muy bien, muy alentador, sin embargo, ¿realmente todo regresará a la normalidad para diciembre? ¿En verdad los acapulqueños tendrán unas felices fiestas decembrinas?
Un muy aventurado pronóstico si entendemos que desde antes de Otis, Acapulco ya era tierra de nadie. El 74.9% de los acapulqueños perciben a su municipio como inseguro, según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, del último trimestre, y Guerrero tiene la tasa de violencia más alta del país, con un 96.10, de acuerdo con el Índice Global de Impunidad 2022. Toda la descomposición que ya venía arrastrando Acapulco, se agudizará ante un panorama de miseria -porque es el municipio con más personas en situación de pobreza en Guerrero, 394,861, según CONEVAL- y crisis social, si es que el gobierno no pone todo de su parte y cumple paso a paso el plan de reconstrucción, como ha dicho que lo hará.
Más allá de toda la vorágine desatada después de huracán “Otis”, sobre si el gobierno reaccionó bien o no, o sobre si hubo la prevención adecuada o no, lo importante es que la ayuda -desprendida de recursos públicos y privados- siga llegando y que las fuerzas armadas continúen en las labores de limpieza y rescate, porque cada minuto que pasa cuando ocurre una catástrofe, puede tener graves consecuencias.
No olvidemos que lo que Otis dejó, no se arregla con promesas al aire, ni ataques entre políticos. Se arregla con acciones.
