El desgarrador testimonio de la hermana de Itxell Pamel tras hallarla en una fosa 3 años después

La desaparición de Itxell Pamel Morales estremeció a su familia y a la comunidad de Zapopan, Jalisco. Tras su desaparición el 8 de marzo de 2020 en la colonia Cantera Morada, su búsqueda se convirtió en un doloroso y largo proceso. Tres años, siete meses y doce días después, la joven fue localizada en una fosa clandestina en la colonia Miguel Hidalgo.

La noticia impactó a todos, especialmente a su familia, quienes llevaban años sin saber qué había sucedido con Itxell, pues además estaba embarazada, por lo que la historia fue muy conocida en todo el país.

El 20 de octubre, autoridades lograron identificar el cuerpo de Itxell Pamel entre los restos humanos encontrados en la exvilla Maicera. A sus 34 años, Itxell permanecía identificable, lo que añadió un peso emocional a su trágico desenlace.

Este hallazgo fue posible gracias a una llamada anónima, un gesto inesperado que permitió a su familia terminar con la incertidumbre que los había atormentado por más de tres años; sin embargo, el hecho de que su cuerpo fuese encontrado en una fosa clandestina habla de la cruda realidad de los desaparecidos en México, un problema alarmante que continúa dejando a miles de familias en la zozobra.

Paulina Morales, hermana de Itxell, fue entrevistada por el equipo de Hechos AM , donde habló sobe su doloroso proceso de espera y el alivio de haber recibido, aunque tardíamente, respuestas sobre el paradero de su hermana.

“Fueron 3 años y 7 meses horribles para mí y mi familia. La verdad esto que está sucediendo es un milagro, habíamos perdido toda esperanza de volverla a ver. Quizá no la encontramos de la manera que hubiésemos querido; sin embargo, todo esto es un milagro, gracias a una llamada anónima a quien le debo agradecer, porque gracias a esta persona dimos con ella, porque no había más indicios.”

Paulina describió lo aterrador de vivir en constante incertidumbre, viendo a sus padres sufrir sin saber si algún día volverían a ver a Itxell. El impacto emocional de la desaparición de un ser querido se extiende a toda la familia, y las palabras de Paulina reflejan una sensación de estar “en automático”, intentando sobrellevar el día a día en medio de un dolor paralizante.

“Es como estar en automático... Vives por vivir. La incertidumbre de qué pasó, dónde está, ver a tus papás sufrir... La verdad es horrible”, añadió Paulina, destacando cómo el vacío que deja una desaparición afecta todos los aspectos de la vida cotidiana.

Un aspecto sorprendente del caso fue la preservación del cuerpo de Itxell, lo que permitió identificarlo incluso después de tanto tiempo. Según Paulina, el cuerpo de su hermana aún conservaba tejido suficiente para reconocer sus tatuajes. Este hecho se debió, en gran medida, a las condiciones en las que fue encontrada: la tierra fresca y una barda que evitaba la exposición directa al sol ayudaron a conservar los restos.

“A pesar de que pasaron tantos años, el cuerpo de mi hermana tenía tejido y por ello pudo identificar sus tatuajes. Por el lugar donde se encontraba, sus condiciones fueron muy óptimas para la conservación de su cuerpo,” explicó Paulina, dando a entender que el entorno jugó un papel crucial en el proceso de identificación.