Más que tradición: Las mujeres que reinventan los altares del Día de Muertos en Huaquechula
Impresionantes altares monumentales por el Día de Muertos creados por las hermanas Alejo en Huaquechula, manteniendo viva una tradición ancestral.
En el corazón de Huaquechula, Puebla , donde las tradiciones ancestrales se entrelazan con la vida cotidiana, encontramos a Paulina Alejo Vargas y a su hermana, dos mujeres que han roto moldes y se han convertido en las únicas altareras del pueblo. Su historia es un testimonio de fe, resiliencia y el poder transformador del arte en este Día de Muertos.
El camino hacia este oficio comenzó con el dolor. La pérdida de seres queridos las llevó a encontrar consuelo en la construcción de altares, una tradición profundamente arraigada en su comunidad. Con el paso del tiempo, lo que inició como una forma de honrar a sus familiares fallecidos se convirtió en una pasión y un oficio que las distingue.
Altares del Día de Muertos: una obra de arte
Los altares que crean Paulina y su hermana son verdaderas obras de arte. Estructuras monumentales que pueden alcanzar hasta cinco metros de altura, divididas en tres niveles que representan el mundo terrenal, el inframundo y el cielo. Cada elemento tiene un significado profundo: la comida y la bebida favoritas del difunto, los llorones que simbolizan el duelo, el espejo que refleja el alma.
Construir un altar es una tarea que requiere de gran habilidad y esfuerzo. Desde cortar la madera hasta ensamblar las piezas, las hermanas Alejo realizan cada paso con dedicación y precisión. A pesar de enfrentar prejuicios y comentarios que cuestionan su capacidad por ser mujeres, ellas han demostrado que la tradición no tiene género y que su trabajo es tan valioso como el de cualquier hombre.
Oficio de altareras se transmite de generación en generación
Su padre, un experimentado altarero, les transmitió el amor por este oficio y les enseñó los secretos de la construcción. Hoy en día, honran su legado y mantienen viva una tradición que se ha transmitido de generación en generación.
En Huaquechula, el Día de Muertos es una celebración especial. Las calles se llenan de color y los altares se convierten en el centro de atención. Gracias al trabajo de Paulina y su hermana, esta tradición se mantiene viva y se enriquece con un toque femenino.
La historia de las hermanas Alejo es un ejemplo de cómo el dolor puede transformarse en belleza y cómo las mujeres pueden superar obstáculos y alcanzar sus metas. Su legado trasciende las fronteras de Huaquechula y se convierte en un símbolo de la fuerza y la determinación de aquellas que desafían las tradiciones y abren nuevos caminos.