En 2012, habitantes de Frontera Comalapa, Chiapas, descubrieron restos óseos en una cueva de la comunidad de Carrizal; temiendo estar ante la escena de un crimen, llamaron a la entonces Procuraduría General del Estado. Los primeros análisis determinaron que se trata de un hallazgo arqueológico y después de década de investigación, el INAH especula que podría tratarse de un tzompantli prehispánico .
La “escena del crimen” resultó un posible tzompantli para el INAH
Una década de análisis e investigaciones, ha permitido a los expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) adentrarse en un contexto funerario de aproximadamente mil años de antigüedad en la Cueva de Comalapa, y especular sobre la existencia de un altar de cráneos o tzompantli.
Los primeros resultados de esta investigación acaban de darse a conocer por el antropólogo físico Javier Montes de Paz, investigador del Centro INAH Chiapas.
El experto explicó que además de los cráneos, se han identificado también huesos largos como fémures, tibias o radios. Sin embargo, todavía no han detectado un solo entierro completo “sino mayormente cráneos o fragmentos de estos, por lo cual se trata de un contexto de numerosos individuos que fueron decapitados”.
#Boletin | Teorizan que existió un tzompantli en la Cueva de Comalapa, en Chiapas.
— INAHmx (@INAHmx) April 27, 2022
El análisis de aproximadamente 150 cráneos señala que estos corresponden a individuos decapitados entre los años 900 y 1200 d. C.
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Según Montes de Paz, aún no se tiene el cálculo exacto de cuántos cráneos hay, pues algunos estaban ya fragmentados, pero hasta el momento se puede hablar de aproximadamente 150.
Otra evidencia de que este hallazgo arqueológico podría tratarse de un tzompantli, es la presencia de vestigios de varas de madera alineadas, según el registro levantado en la cueva en 2012, por elementos de la entonces Procuraduría General del Estado.
Los cráneos de la Cueva de Comalapa no presentan perforaciones en los parietales y temporales, como los del Huey Tzompantli del Templo Mayor de Tenochtitlán. Según Javir Montes de Paz, esto se explica a partir del conocimiento sobre altares, que usaban estructuras para fijar los cráneos sin llegar a perforarlos.
Y añadió que “muchas de esas estructuras se hacían con madera, material que con el tiempo desapareció y pudo colapsar a todos los cráneos”.
Pocos huesos, casi todos de mujeres: INAH
La investigación del Centro INAH Chiapas también determinó que los restos óseos datan del Posclásico Temprano, entre los años 900 y 1200 d.C. Además presentan modificaciones craneales de tipo tabular erecta.
Los huesos encontrados no tienen proporción con el número de cráneos; a decir del especialista, pertenecen máximo a siete individuos. Se trata de tres menores, los demás son adultos, en su mayoría mujeres.
Otro intrigante descubrimiento, es que ninguno de los cerca de 150 cráneos conserva los dientes, pero no se ha establecido si las piezas les fueron extraídas en vida o post mortem.
Sin embargo, ya existen hallazgos parecidos en Chiapas: la Cueva de las Banquetas, en el municipio de La Trinitaria, fue explorada en los años ochenta por el INAH. Ahí se recuperaron 124 cráneos que tampoco tenían las piezas dentales.
Mientras que en el municipio de Ocozocoautla, Tabasco, exploradores mexicanos y franceses descubrieron la Cueva Tapesco del Diablo en 1993; ahí fueron encontrados cinco cráneos, colocados sobre un tapesco o emparrillado de madera.
El antropólogo físico pidió a la ciudadanía respetar los vestigios, y no utilizarlos para realizar rituales, pues pueden provocar daños irreversibles y señaló que es necesario continuar con las investigaciones en la Cueva de Comalapa. (Con información del INAH )
