La imagen de Genevieve Jeanningros, rompiendo el protocolo para despedirse del Papa Francisco, dio la vuelta al mundo, evidenciando un lazo especial. Ahora, una exclusiva entrevista ha revelado el origen de esta amistad.
Genevieve Jeanningros: La amistad secreta con el Papa
“Lo conocí mucho antes de que fuera elegido Papa”, confiesa Genevieve, dejando entrever una historia que se remonta a los tiempos en que Jorge Bergoglio ejercía su ministerio en Argentina. “Lo conocí mal cuando él estaba allá en Argentina… Lo conocí muy bien acá”, dijo la monja de velo azul ante las cámaras. Estas palabras sugieren un vínculo que se fortaleció con el tiempo, trascendiendo la distancia y los roles eclesiásticos.
¡Una amistad que rompió barreras! La relación no fue superficial. Genevieve menciona haber viajado a Argentina “como tres veces”, lo que indica un esfuerzo por mantener y cultivar esta amistad a lo largo de los años. Aunque la entrevista es breve, la emoción en las palabras de “la niña rebelde” y el reconocimiento público de su cercanía por parte del Vaticano demuestran una relación de afecto y confianza mutua.
"Lo conocí mucho antes de que fuera elegido Papa, en #Argentina y también aquí"
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) April 26, 2025
Geneviève Jeanningros es la monja de 81 años y amiga cercana del papa Francisco que conmovió al mundo al saltarse el estricto #protocolo en la Basílica de San Pedro para rezar y llorar frente al… pic.twitter.com/ZJI8PwHIin
La voz de los marginados: Geneviève Jeanningros, confidente del Papa
La relación entre el Papa Francisco y Geneviève Jeanningros surgió en 2005 tras una crítica carta de parte de la monja francesa, indignada por su ausencia en el funeral de su tía, Léonie Duquet, víctima de la dictadura argentina. Bergoglio respondió con una llamada, iniciando una amistad basada en la autenticidad y el compromiso con los marginados.
Por años, ambos mantenían frecuentes conversaciones y encuentros, sobre todo en las audiencias generales de los miércoles, y la relación fue tan cercana que Geneviève se convirtió en una confidente para el pontífice. Durante la pandemia, ella recurrió a Francisco para conseguir ayuda material para los más necesitados, y él respondía a sus peticiones.
La amistad era tan genuina que, en los últimos días de Francisco, Geneviève fue una de las pocas personas a las que se permitió romper el protocolo, pues para ella, Francisco era “un amigo, un padre, un hermano”.