Carolina del Sur, en Estados Unidos (EU), tiene previsto ejecutar este viernes, 11 de abril de 2025, a Mikal Mahdi, condenado por el asesinato de un agente de policía. Su muerte, de llevarse a cabo, no será por los métodos más comunes como la inyección letal o la silla eléctrica, sino por un pelotón de fusilamiento, una opción que él mismo eligió.
Su abogado lo describió como seleccionar “el menor de tres males” ante alternativas “bárbaras e inhumanas”, una decisión que refleja una tendencia creciente en Estados Unidos donde los problemas con la inyección letal están reabriendo el debate sobre métodos de ejecución alternativos.
El ‘menor de tres males': ¿Por qué vuelve el fusilamiento?
El resurgimiento del interés por el pelotón de fusilamiento se debe, en gran medida, a las dificultades que enfrentan los estados para aplicar la inyección letal.
⚠️ South Carolina plans to execute Mikal Mahdi today.
— Death Penalty Action (@DeathPenaltyAct) April 11, 2025
At 14, Mikal needed mental health care. Instead, he was locked in juvenile prison and forced to ensure harsh prison conditions in isolation.
At 21, he committed a tragic act — but the state helped create that outcome. Now… pic.twitter.com/5v2rYiOzwJ
La escasez de los fármacos necesarios, una serie de ejecuciones fallidas o prolongadas y los desafíos legales basados en la Octava Enmienda (que prohíbe castigos crueles e inusuales) han llevado a buscar otras vías.
El caso de Idaho es emblemático: tras luchar por conseguir los fármacos y sufrir un intento fallido de ejecución por inyección letal en febrero de 2024 (Thomas Creech), el estado aprobó la ley HB 37 en marzo de 2025, convirtiendo al pelotón de fusilamiento en su método principal, algo único en el país.
El patrocinador de la ley, Bruce Skaug, argumentó la necesidad de evitar los problemas logísticos y legales de la inyección.
Rapidez y eficacia vs. ‘brutalidad visible’
Aunque considerado por algunos como un retroceso a una era “más primitiva”, el pelotón de fusilamiento es visto por expertos y algunos juristas como un método potencialmente más rápido, fiable y menos propenso a errores que la inyección letal.
La jueza de la Corte Suprema Sonia Sotomayor, en su disidencia del caso Glossip v. Gross (2015), señaló que había “evidencia que sugiere” que el fusilamiento es “significativamente más confiable” y “relativamente rápido e indoloro”, aunque reconoció su “brutalidad visible”.
¿Por qué más presos podrían optar por el pelotón de fusilamiento en EE.UU.? https://t.co/OlJfXnePOt
— CNN en Español (@CNNEE) April 11, 2025
Expertos como el Dr. Jonathan Groner afirman que causa una inconsciencia “casi instantánea” al detener el flujo sanguíneo al cerebro. Además, investigaciones como la de Austin Sarat documentaron un índice de fallos del 0% para este método entre 1900 y 2010, en contraste con más del 7% para la inyección letal.
Un método antiguo en la búsqueda de una ejecución “humana”
Actualmente, solo cinco de los 27 estados con pena de muerte lo autorizan, mayoritariamente como opción secundaria.
La vuelta del pelotón de fusilamiento, impulsada por los fallos del método predominante, obliga a confrontar directamente la naturaleza violenta de la pena capital.
Como sugirió Sotomayor en entrevista con nuestro canal aliado CNN, levantar el velo sobre esta brutalidad podría forzar conversaciones necesarias sobre una práctica que busca, quizás en vano, una forma “humana” de quitar la vida.