Free fire, ¿a qué estamos jugando?: Alejandro Villalvazo

Villalvazo analiza el rescate de tres niños hallados tras jugar Free Fire en línea, el videojuego descargado por 80 millones de usuarios.

Escrito por: Alejandro Villalvazo

Alejandro Villalvazo

Free Fire, ¿a qué estamos jugando? Hoy empezaré por el final, es sencillo concluir que estamos jugando a satanizar los videojuegos, jugamos a buscar culpables de una descomposición social.

El encabezado de la nota da escalofrío: “Niños secuestrados por jugar videojuegos en línea”.

En los detalles se cuenta que a tres niños, de entre 11 y 14 años, se los querían llevar de Oaxaca a Nuevo león, pasando por la Ciudad de México, para ser “halcones” del narcotráfico.

“No es falso, pero se exagera”, diría un clásico…

La misma cronología que utilizó el gobierno para criticar a los videojuegos y “explicar” el caso, nos lleva de la mano.

En agosto, “Fulanito” tuvo contacto con un sujeto identificado en “Free fire” como “Rafael”; “Fulanito”, agregó a “Rafael” entre sus amigos de Facebook. Entrados en confianza, “Fulanito” le dio su número celular al “nuevo amigo Rafael”.

A través del teléfono, Rafael le ofreció trabajo y muy bien pagado, 16 mil pesos al mes solo por sentarse en un cerro y avisar por radiocomunicación que viene la policía.

“Fulanito” le contó a “Menganito” y a “Zutanito”, dos amigos de la escuela, quienes se emocionaron por los 8 mil pesos a la quincena y le pidieron que hablara bien de ellos.

Los videojuegos y los niños reclutados

Como buen amigo, “Fulanito” recomendó a “Menganito” y a “Zutanito”… “Rafael”, aceptó… sería lo mismo, trabajar como informantes del narco por el mismo dinero.

La comunicación entre “Fulanito” y “Rafael”, siguió durante dos meses…

El 4 de octubre, “Fulanito”, recibió instrucciones de ir a la terminal camionera ADO, ahí vio a dos mujeres que le entregaron un sobre con dinero para hacer el viaje.

Los tres alegres amigos decidieron que “la aventura” empezaría el 9 de octubre.

Era sábado cuando salieron de su pueblo Tlacolula de Matamoros con rumbo a Oaxaca capital. En el taxi, recibieron instrucciones de encontrarse con las mujeres en la terminal de autobuses, junto con ellas compraron los boletos… La hora de salida estaba marcada a las 11 de la noche, primer destino, la Ciudad de México.

Mientras llegaba la hora, los tres niños fueron llevados a una casa de la capital oaxaqueña; para pasar el rato, “Fulanito”, “Menganito” y “Zutanito” se pusieron a jugar su videojuego favorito, el Free Fire, y como es un juego para dispositivos móviles, principalmente, teléfonos inteligentes, un familiar rastreó uno de los celulares.

Policía monta operativo luego de que niños jugaron Free Fire

Sorpresa, así fue como la policía pudo montar un operativo y recuperar a los niños.

Todo lo que les platique está contado en la línea de tiempo que investigó el propio gobierno.

Ahora, después de conocer la historia podríamos cambiar el encabezado y en lugar de decir “niños secuestrados por jugar videojuegos en línea”, podríamos decir “niños rescatados por jugar videojuegos en línea”.

Podríamos dejar de satanizar a un videojuego y aceptar que hay un problema social en nuestro pobre México, a tal grado que niños de entre 11 y 14 años están tratando de dejar la casa para buscar dinero y enviarlo a la familia.

Esa era una de las promesas escritas en una carta de despedida de uno de los niños a sus papás… “No se preocupen, les voy a mandar dinero”…

Imagínense, si la culpa fuera del videojuego, cuántos niños habría secuestrados por meterse a un juego que ha marcado hasta 80 millones de usuarios activos en el mundo, que se ha convertido en el juego móvil más descargado en el planeta.

Sin duda, es más fácil buscar culpables…

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