El dolor de una familia que exige justicia tras la muerte de Iris, niña de 8 años en Nuevo Laredo
La ola de violencia que se vive en el norte del país ha dejado decenas de víctimas, entre ellas, Iris, una niña inocente que perdió la vida en fuego cruzado.
La imagen es desgarradora. Una madre y su hija lloran desconsoladamente frente al féretro de Iris, una niña de tan solo 8 años que falleció tras recibir disparos presuntamente realizados por elementos de la Guardia Nacional en Nuevo Laredo, Tamaulipas. La tragedia ha sacudido a la comunidad fronteriza y ha encendido el clamor de justicia.
Iris viajaba junto a su abuela en un automóvil compacto que, según los primeros reportes, fue alcanzado por las balas mientras elementos de la GN perseguían a una camioneta blindada. El vehículo en el que se encontraba la pequeña presentaba impactos tanto en el medallón como en el parabrisas, lo que sugiere que se encontraba en medio de un fuego cruzado. “Que se haga justicia, nada más, no pido más”, expresó Iris Yahaira Fuentes Galván, madre de Iris.
Ola de violencia en la región fronteriza
El incidente ocurrió en el contexto de una violenta jornada en la región. En la camioneta que perseguían las autoridades fue encontrado el cuerpo de Diego Alfredo Muñiz, de 18 años. Según el reporte preliminar, el joven tenía heridas de bala en la cabeza y el hombro izquierdo, además de fracturas en el pie y brazo. Se presume que Diego iba secuestrado por los delincuentes a quienes perseguían los elementos de la Guardia Nacional. Su familia ha reclamado su cuerpo y será entregado este miércoles, mismo día en que se llevará a cabo el funeral de Iris.
En otro incidente violento, Yuricie Rivera, una enfermera, perdió la vida tras recibir un disparo en el rostro durante un enfrentamiento entre militares y presuntos delincuentes. Este episodio añade más dolor a un fin de semana marcado por la violencia en la frontera tamaulipeca.
Ambos hechos ya están siendo investigados por las autoridades. Mientras tanto, la familia de Iris exige que se haga justicia, al igual que las demás víctimas colaterales de la creciente ola de violencia que azota la región.
