El agua, fuente de vida y elemento vital para el desarrollo humano, se encuentra bajo una creciente presión. La disponibilidad de este recurso se ve comprometida por el estrés hídrico, una condición que se presenta cuando la demanda de agua dulce supera la cantidad disponible en una región.
Este fenómeno afecta a una cuarta parte de la población mundial y, de no tomarse medidas para mitigarlo, se estima que irá en aumento. El crecimiento demográfico y económico, el cambio climático y la degradación de los ecosistemas son los principales impulsores del estrés hídrico.
¿Cómo afecta el estrés hídrico?
Las repercusiones de esta problemática son diversas y de gran alcance. La escasez de agua dulce impacta directamente en la vida humana, la seguridad alimentaria y la salud. Además, afecta las actividades económicas y genera el desplazamiento de millones de personas en busca de mejores condiciones.
La demanda de agua dulce continúa en aumento debido al crecimiento poblacional, el desarrollo económico y los patrones de consumo. La agricultura, responsable del 70% del consumo global de agua dulce, es uno de los sectores más afectados por el estrés hídrico.
La desigualdad es otro factor preocupante en la crisis del agua. La disponibilidad del recurso varía considerablemente entre diferentes regiones y sectores de la sociedad. La falta de infraestructura hídrica, la baja aplicación de tecnologías innovadoras y la ausencia de políticas públicas adecuadas agravan la situación.
El agua como un derecho humano
En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció el derecho humano al agua y al saneamiento. Sin embargo, millones de personas aún no tienen acceso a este vital recurso. La provisión de agua potable y saneamiento es un desafío que los países deben afrontar.
El agua, desde una perspectiva económica, puede considerarse una mercancía cuyo valor monetario refleja su escasez. La apropiación privada y el precio del agua se han utilizado como herramientas para regular su explotación. No obstante, la idea de pagar por un derecho humano fundamental genera controversias.
El almacenamiento de agua juega un papel crucial en la gestión del agua. Los acuíferos, glaciares, ríos y humedales almacenan agua que puede ser utilizada cuando la demanda supera la disponibilidad.
La relación entre el estrés hídrico y el almacenamiento de agua es evidente. Cuando la demanda de agua aumenta, se recurre a las reservas almacenadas. Esto puede conducir a la disminución del nivel de los acuíferos, la desecación de los humedales y el retroceso de los glaciares.
El cambio climático intensifica esta relación. Las sequías más frecuentes y severas reducen la disponibilidad de agua, mientras que las inundaciones pueden contaminar las fuentes de agua dulce.