En México estamos acostumbrados a pensar que nuestro país es como el comercial que anuncia a la ciudad de Las Vegas... diciéndole a sus clientes potenciales... “Lo que ocurre en Las Vegas... se queda en Las Vegas”.
Si alguna vez fue así, hoy las cosas ya cambiaron. Cuando unimos nuestra economía a la de Estados Unidos y Canadá, nuestros gobiernos nos anticiparon que con esos dos países, tendríamos una relación entre tres socios, y los socios para que las cosas funcionen, tienen que comunicarse todo. Ya no hay secretos, desde entonces... “Lo que pasa en México, ya no se queda en México”.
Por eso cuando el 26 de febrero del 2023, miles de mexicanos salieron a las calles a protestar contra las leyes, que la gente decía, limitarían la independencia de las instituciones electorales del país. En el congreso en Washington hubo coros de protestas también. La institución Brookings y otros centros de análisis publicaron documentos afirmando que... “México estaba dando pasos hacia su pasado de elecciones dudosas. La prensa estadounidense, no soltó el tema en casi una semana.
Miedo en inversionistas y capitales es natural
Por eso hoy no deberíamos asustarnos de ver que en Estados Unidos y en Canadá hay serias preocupaciones sobre la futura reforma judicial en México.
Hoy le estamos diciendo a nuestros socios, que los jueces, Magistrados y Ministros del Poder Judicial van a ser elegidos popularmente y esa debería ser una muestra de una democracia madura. Pero, si hay dudas de que esas elecciones sean limpias, en lugar de un avance, parecerá un retroceso.
¿Cómo cree usted que quienes ponen millones de millones de moneda extranjera en nuestro país se van a sentir, si perciben que los jueces, magistrados y ministros serán todos del partido dominante?
El miedo en los inversionistas y en los capitales es natural. Imagínese meter dinero en un país, en dónde si hay demandas y problemas legales, la decisión va a estar cargada del lado del partido gobernante.
La gente, las empresas y los capitales van a dudar de encontrar justicia imparcial , y no se van a quedar en México. Por eso ya hemos visto ya capitales saliendo la semana pasada.
Cuando los estadounidenses han invertido enormes cantidades de capital en fábricas, armadoras y negocios de exportación e importación, todo lo que se salga de lo ordinario les va a preocupar. No los va a asustar. Pero les va a causar comezón.
Todo bien, hasta que haya problemas legales y esa preocupación de comezón se les convierta en agruras.
Razones por las que Estados Unidos le preocupa la reforma judicial en México
Aquí les hago un desglose de los motivos de esa preocupación hoy en el inicio de julio de 2024:
En EEUU se preocupan de que esta reforma judicial mexicana cause un debilitamiento de los controles y equilibrios del estado. Aquí, en Washington, son muy sensibles a que los famosos “checks and balances” que existen en una república democrática, no desaparezcan en nuestro país.
Ese balance es el que dan los tres poderes iguales: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Uno y otro permiten que una democracia representativa funcione. Permiten que uno de los socios tenga un gobierno estable como el de los otros dos.
Algunas reformas propuestas por el gobierno mexicano actual concentrarían el poder en manos del poder ejecutivo hoy en el presidente en unos meses en la presidenta. Para los estadounidenses, esto socava la independencia del poder judicial. Particularmente cuando el poder legislativo en el caso mexicano ya parece supeditado a los deseos y mandatos del ejecutivo.
Otra vez, el no tener poderes fuertes e independientes, no es característica de los gobiernos democráticos representativos. Por eso hay temor de que el proyecto mexicano se desvié y resulté en algo distinto y peor de lo que ya es hoy. Francamente, Estados Unidos y Canadá aspiran a que México tenga un sistema judicial independiente como el que ellos tienen.
Por eso a los estadounidenses les preocupa también el impacto que esto tendría en el respeto a los derechos humanos. Se teme que ciertas reformas puedan debilitar el acceso a la justicia y a la protección de los derechos humanos; especialmente con el potencial de una mayor militarización de la aplicación de la ley.
De más está decir que les preocupa muy seriamente la corrupción y la falta de eficacia. Si bien, algunas reformas apuntan a abordar la corrupción dentro del sistema judicial, los críticos argumentan que podrían ser demasiado complejas o no abordar las causas fundamentales.
Además, francamente, y esto es algo que hay que tomar en serio, existen preocupaciones sobre cuán efectivas serán las reformas para mejorar el sistema de justicia en general.
En el gobierno y en el congreso en Washington entienden que la reforma judicial Mexicana es un tema complejo. Como todo, esa reforma se ve con posibles beneficios, pero también, francamente con las desventajas que le enumere.
No le sorprenda a usted que Estados Unidos, a pesar de sus elecciones tan complicadas, se centre ya muy pronto en cómo estas reformas podrían afectar las relaciones bilaterales y la estabilidad regional.
Cuando hay situaciones tan complejas como la relación México Estados Unidos, las cosas no pueden verse solo en blanco y negro.
Posibles desventajas, vistas desde este lado:
Desplazamiento de empleos: Una preocupación importante es que las empresas estadounidenses puedan trasladar empleos a México para aprovechar los menores costos laborales. Esto podría provocar pérdidas de empleo en EE.UU.
El otro lado de esta moneda es Donald Trump. Su última insistencia es en hacer regresar a las empresas estadounidenses que están fuera de territorio estadounidense. Su programa de gobierno contenido en el “Proyecto 2025" enfatiza que los empleos estadounidenses, son para los estadounidenses.
Una mala reforma jurídica nos llevaría a alterar el equilibrio entre los tres socios
Porque entre otras cosas podría afectar la repatriación de ganancias: los inversionistas estadounidenses podrían priorizar el envío de ganancias a Estados Unidos en lugar de reinvertirlas en México. Esto sería fatal para nosotros, porque limitaría el beneficio económico general para el pueblo Mexicano.
Campo de juego desigual: algunas políticas en México podrían favorecer a las empresas nacionales sobre las extranjeras, creando un campo de juego desigual para las empresas estadounidenses. Ya existen disputas serias en el campo de energía y petróleo, que no han podido ser solucionadas en casi seis años.
Riesgos de seguridad: el crimen y la violencia en algunas partes de México ya representan un riesgo para las inversiones y los ejecutivos y los empleados estadounidenses.
“Beneficios Potenciales” que son la causa por lo que nos hicimos parte de esta sociedad norteamericana
Si el poder judicial es fuerte y es independiente del ejecutivo habrá crecimiento económico: eso completa la ecuación.
La inversión estadounidense, requiere el respaldo de un sistema de justicia contemporáneo. Esa inversión no solo estadounidense, sino mundial seguiría impulsando la economía mexicana, creando empleos y aumentando la demanda de bienes y servicios estadounidenses.
Con una verdadera reforma jurídica los lazos comerciales resultan fortalecidos. Ya no estaríamos en México con el “Jesús en la boca”, viendo como el montón de dinero extranjero se sale del país, como está ocurriendo hoy.
Una reforma jurídica contemporánea fortalece los lazos económicos entre Estados Unidos y México. Eso potencialmente conducirá a una mayor cooperación y estabilidad en la región.
Si hay confianza en que México tiene un sistema jurídico contemporáneo habrá mayor transferencia de tecnología y la confianza en los mexicanos crecerá.
Ya vimos, por más de 20 años, como la inversión estadounidense y del resto del mundo, trae nuevas tecnologías y experiencia a México, y como los mexicanos y los socios extranjeros se benefician de esa simbiosis.
México no puede seguir pasando a la historia como un país que nunca pierde la oportunidad de perder oportunidades.
El dinero extranjero ha influido en sectores como el manufacturero y el automotriz, debido a lo que ya conocemos de sobra, la proximidad al mercado estadounidense y canadiense. Eso no lo tiene nadie más en el planeta.
La futura presidenta ha dejado en claro que quiere que la fuerza laboral calificada mexicana, sea considerada eso, una fuerza laboral calificada, no una fuerza laboral barata. Ahora lo que a los capitales fuera de México les gustaría escuchar, es una garantía directamente de ella de que una reforma judicial resultará en imparcialidad y justicia para todas las partes.
Porque ya es hora de decirlo, a Estados Unidos le preocupa la reforma judicial en México.