El Monte Everest, la cima más alta del mundo, no solo es un referente para los amantes de la aventura, sino también un enigma geológico que ha intrigado a científicos por décadas. Nuevas investigaciones sugieren que la elevación de este coloso asiático podría estar acelerándose debido a un fenómeno geológico poco común: la captura de un río.
El Himalaya, la cadena montañosa a la que pertenece el Everest, es una región de gran complejidad geológica. Su formación, producto de la colisión entre las placas tectónicas india y euroasiática, ha dado lugar a una topografía accidentada y a la formación de los picos más altos del planeta. Sin embargo, estudios recientes indican que el Everest podría estar creciendo a un ritmo más rápido de lo esperado.
¿Un río empuja al Everest?
Un equipo de investigadores ha propuesto una hipótesis intrigante para explicar este fenómeno. Según sus modelos, un evento de captura fluvial, ocurrido hace aproximadamente 89 mil años, habría desencadenado una serie de procesos geológicos que habrían acelerado la elevación del Everest. Este evento consistió en la desviación del curso de un río, lo que provocó una erosión más intensa en una nueva zona y, como consecuencia, una mayor inestabilidad en la corteza terrestre.
Esta mayor erosión, a su vez, habría desencadenado un proceso conocido como isostasia. La isostasia es un equilibrio gravitacional que hace que la corteza terrestre se eleve o se hunda en respuesta a los cambios de carga sobre ella. En este caso, la intensa erosión causada por el río habría aligerado la carga sobre la corteza, lo que habría provocado que esta se elevara, llevando consigo al Everest y a las montañas circundantes.
Los modelos numéricos desarrollados por los investigadores sugieren que la captura del río podría explicar entre 15 y 50 metros de la elevación adicional del Everest en los últimos miles de años. Este descubrimiento destaca la compleja interacción entre los procesos geológicos internos y externos que dan forma a la superficie de nuestro planeta.
La elevación del Everest es un fenómeno fascinante que nos recuerda la dinámica y la complejidad de nuestro planeta. Comprender los procesos que han dado lugar a la formación y evolución de esta montaña no solo nos permite ampliar nuestro conocimiento sobre la Tierra, sino que también tiene implicaciones importantes para comprender el impacto del cambio climático y otros fenómenos geológicos en el futuro.
Este hallazgo abre nuevas líneas de investigación y plantea preguntas interesantes sobre la evolución de las montañas y su impacto en el medio ambiente. A medida que los científicos continúan estudiando el Everest y otras cordilleras, seguramente descubriremos más secretos sobre los procesos que dan forma a nuestro planeta.
