Recién miré The Apprentice (El aprendiz, 2024), película que narra los primeros años como empresario en Nueva York del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en las décadas de los 70 y 80. Me parece un filme acertado para entender un poco de la psique del mandatario, quien desde que llegó a la Casa Blanca por segunda ocasión, se ha dedicado a generar polémica.
Hoy en día no es nuevo reconocer que Donald Trump es controversial, ambicioso, deshonesto, arrogante, despiadado, e incluso un “bully”; pero, como dice el título de su biopic, en algún momento fue un joven aprendiz que comprendió cómo debía moverse en el mundo de la política y los negocios para ser respetado, pero sobre todo, temido.
Y aunque en este momento sea difícil de creer, en su juventud, Trump era influenciable, maleable e incluso se podría decir “débil”. ¿Un villano nace o se hace? En The Apprentice, Trump replica las artimañas del abogado Roy Cohn—quien además es la pura representación de cómo se mueve el dinero y el poder en el mundo—, pero no necesariamente es la historia del origen de un villano, sino de cómo “Donnie” se fue moldeando y transformando en lo que conocemos hoy en día.
El abogado Roy Cohn es considerado el hombre que le mostró a Donald Trump cómo explotar el poder e infundir el miedo y replicando lo que aprendió de su mentor, Trump nos demuestra que hay una “fórmula para el éxito” que cualquier persona puede seguir aunque no haya nacido con el gen ganador, porque como él, solo tienes que copiarlo e implementarlo. Bajo este argumento puedo afirmar que Trump no es el primero ni será el último hombre en moldear la realidad a su favor.
Las 3 principales reglas de Donald Trump
Como en la película, el abogado Roy Cohn le enseña a Trump tres reglas clave para el éxito:
- Atacar, atacar, atacar
- No admitir nada y negarlo todo
- No importa qué pase, nunca admitir la derrota y siempre reclamar la victoria
Y vaya que Trump las aprendió bien, pues en efecto, las ha utilizado desde que está en el ojo público. En primer lugar, porque en sus dos campañas presidenciales, atacó constantemente a sus oponentes y a los medios de comunicación. Incluso esta dinámica se ha visto desde Truth Social, donde ataca a sus críticos.
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Sin duda, la segunda regla se vio reflejada en su máximo esplendor con las acusaciones en su contra. Recordemos que Trump es el primer presidente de Estados Unidos condenado por un delito grave y, aun con todas las pruebas en su contra, se declaró, hasta el último momento de su juicio, como inocente.
Por último, Trump es reconocido por nunca, jamás, admitir una derrota. Incluso cuando perdió en las elecciones de 2020 frente al demócrata Joe Biden, se declaró ganador y denunció fraude, sin ninguna prueba. En pleno 2025, Trump mantiene esta postura.
A mi parecer, el presidente de Estados Unidos sigue replicando estas mismas tres reglas en su gobierno, además de añadir otras que ha descubierto por él mismo. Y así como Roy Cohn fue aprendiz de alguien y después instruyó a Trump, afuera hay más personas replicando estas mismas dinámicas de poder, incluso en nuestro gobierno.
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