Buscó a Erick por 5 años y halló más de mil 500 cuerpos antes de encontrar a su hijo en Tijuana

Eddy Carrillo llevaba cinco años buscando a su hijo Erick, desaparecido en Tijuana en 2019, lo halló y ahora habla de lo que sigue para él tras esta tragedia.

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Por: Ollinka Méndez

“Lo primero que siento es frío. No estaba haciendo frío”, recuerda Eddy sobre el momento en que descubrió los restos de Erick en una fosa múltiple.

Primero fue un fémur, luego otro, después una tibia. La chamarra que llevaba Erick y los análisis de la Fiscalía confirmaron lo que Eddy había temido, pero necesitaba saber: su hijo era el cuerpo número 1650 identificado gracias al trabajo de búsqueda de su colectivo.

Eddy Carrillo llevaba cinco años buscando a su hijo Erick, desaparecido en Tijuana en 2019. Durante ese tiempo, su vida se transformó en una incansable lucha marcada por el dolor y la esperanza. En el camino, localizó más de mil 500 cuerpos en fosas clandestinas , hasta que finalmente, encontró a su hijo.

Un padre convertido en buscador de respuestas

Eddy no sabía cómo empezar: “No tenía a nadie que me asesorara o acompañara. Llegué a una Fiscalía que no tiene estructura, ni protocolos claros para atender a las familias de desaparecidos”, explica.

En lugar de apoyo, encontró barreras, pero eso no lo detuvo ni a él ni a las 50 personas que dedican jornadas de hasta 17 horas para encontrar a sus seres queridos en las faldas de los cerros o en los lugares más inhóspitos.

La desaparición de su hijo lo llevó a fundar un colectivo en Tijuana que se ha dedicado a buscar a personas desaparecidas en condiciones extremas, muchas veces sin ayuda de las autoridades.

“Hemos trabajado en lugares inimaginables, con nuestras manos y con el corazón”, describe.

En su búsqueda, Eddy ha sido testigo de momentos desgarradores: “Me tocó mirar a madres y hermanos, encontrar a sus familiares en esas fosas. Personas que desaparecieron un día y al siguiente estaban calcinadas”.

Pero su experiencia no solo lo marcó a nivel personal, también lo convirtió en un activista que exige justicia y un cambio en los protocolos de búsqueda.

Un sistema que abandona a los desaparecidos y sus familias

Eddy denuncia la indiferencia de las autoridades y la falta de empatía en los procesos de búsqueda.

“La Fiscalía no tiene estructura ni conciencia de cómo avanzar en estos casos. Nos arrebatan el derecho a buscar sin sufrimiento, sin dolor”, señala.

El colectivo que Eddy lidera opera en condiciones precarias, ha logrado lo que muchas instituciones no pueden: localizar y devolver a sus familias a quienes han desaparecido. Pues quienes tienen a sus hijos, hermanos, madres o padres, desaparecidos, saben que no encontrarlos bien podría ser un dolor incluso más grande que el de la pérdida de la vida cuando no hay un cuerpo o lugar donde llorar.

“Voy por la justicia y la verdad. Es otro paso muy grande, pero no voy a detenerme”, promete Eddy, decidido a luchar no solo por su hijo, sino por las más de 100 mil personas desaparecidas en México.

El rostro humano de la crisis

El caso de Erick y la lucha de Eddy son un reflejo de una crisis que afecta a miles de familias en México.

Más allá de las cifras, está el dolor de quienes buscan y la esperanza de quienes no se rinden, aun cuando los escenarios de violencia e impunidad donde se encuentran los cuerpos con historias que deben ser contadas, no sean los que una buscadora o buscador desearía ver.

Eddy no solo encontró a su hijo, encontró una misión: “Esto no termina aquí. Seguiré buscando justicia para Erick y para todas las familias que siguen en esta lucha”. Si bien, el hombre dejará su posición como cabeza del colectivo en unos meses, advierte que dejará a cinco personas a cargo para continuar con la labor de dar certidumbre a miles de familias.

Su deseo es que quienes queden a cargo se “casen con esa labor”, y aunque sabe que es difícil que alguien pueda dejar familia, trabajo y demás responsabilidades, no duda de que habrá personas de la sociedad civil que puedan continuar; “que esta lucha sea para todos por igual. Que lo hagan sin ningún lucro, ni político, y puedan apoyar todas esas familias”.

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