La provincia de Esmeraldas, en Ecuador, enfrenta ahora una catástrofe ambiental de proporciones históricas. Un derrame masivo de 25 mil barriles de petróleo, originado en marzo de 2025 tras la ruptura del Oleoducto Transecuatoriano, ha obligado al Gobierno a declarar la emergencia provincial.
La mancha negra avanza, dejando una profunda herida en el ecosistema y sumiendo en la angustia a miles de habitantes.
La ruptura y la marea negra implacable
El desastre comenzó con la rotura de un tramo del oleoducto en la localidad de Quinindé. Desde allí, el crudo se vertió incesantemente, extendiéndose, según cálculos del Ministerio de Ambiente de Ecuador, a lo largo de 86 kilómetros por los ríos Caple, Viche y Esmeraldas.
Equipos de nuestro canal aliado CNN recorrieron la zona cero describieron un panorama desolador: aguas teñidas de negro, vegetación arrasada y un olor penetrante dominando el ambiente.
“Matar el río es matar la vida”: Ecuador enfrenta una de las peores catástrofes ambientales tras derrame de petróleo https://t.co/S36PcXTfu8
— CNN en Español (@CNNEE) April 6, 2025
El petróleo ha devorado peces y contaminado las fuentes de agua vitales para las comunidades ribereñas.
“No sabemos qué hacer": El drama humano y ambiental
La tragedia tiene rostro humano. Celso Nazareno, un agricultor de 50 años, relató la magnitud del derrame:
“Primera vez en la vida veo algo de esta magnitud... ver el agua totalmente oscura y negra totalmente, era solo crudo”. Nazareno perdió sus cultivos de sandía, melón y maíz, base de su sustento. “Vivimos de la agricultura aquí y me impacta mucho porque lógicamente ahora no sabemos qué hacer”, afirmó con desesperación.
Su testimonio refleja la angustia generalizada. “Veo mucha gente que se está quejando, que está sufriendo, gente que no tiene como consumir agua, niños pequeños con secuelas de este derrame”, comentó, evidenciando las graves consecuencias sanitarias y sociales.
🔴 Más de 80 personas y maquinaria pesada trabajan en la limpieza y estabilización de terrenos tras el derrame de petróleo en El Achiote, #Esmeraldas. 👉 https://t.co/m5R4TnNP5D pic.twitter.com/92QkB8qVWe
— Ecuavisa Noticias (@EcuavisaInforma) April 6, 2025
La ONU calcula que unas 113 mil personas han resultado directamente afectadas.
Limpieza a contrarreloj
En medio de fuertes olores y altas temperaturas, decenas de trabajadores y maquinaria pesada luchan contra el tiempo para limpiar los ríos contaminados.
Utilizan químicos y materiales absorbentes para intentar reducir el crudo a gotas más pequeñas y emulsionarlo con el agua, transformando la mancha negra en una capa grasosa. Sin embargo, la tarea es titánica y la recuperación se antoja lejana.
Ronal Moreno, alcalde de Quinindé, calificó el evento como una de las peores catástrofes ambientales en la zona en los últimos 30 años.
👁️🗨️ #OTRORELATO | Ronal Moreno, alcalde de Quinindé, señala que “en su momento no dimensionaron la magnitud del derrame” y descarta la posibilidad de un sabotaje. “En los últimos ocho años hemos vivido tres derrames significativos… Nosotros, que convivimos desde hace 53 años… pic.twitter.com/kFMYPZzfkm
— Radio Pichincha (@radio_pichincha) April 7, 2025
Moreno expresó su profunda preocupación por el futuro: “No sabemos cuándo en este río volverán a haber peces, camarones de río. Cuando la flora, la fauna de las riberas de los ríos vuelva a ser la misma”.
A pesar de los esfuerzos de limpieza en el cauce, el petróleo se acumula en las orillas, penetrando en la tierra y amenazando la vegetación a largo plazo. Para las comunidades locales, la destrucción es profunda. “Para estas zonas el río es su identidad, es su vida mismo”, sentenció Moreno.