Damnificados enfrentan abandono institucional tras las inundaciones en Reynosa

Tras las intensas lluvias que arrasaron Reynosa en las últimas semanas, los habitantes afectados aún no se pueden recuperar de las inundaciones.

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Por: Víctor Hugo Guerra - Gabriel Sirnes

El drama humano que dejaron las lluvias torrenciales del 26 y 27 de marzo en Reynosa no ha terminado. A más de dos semanas del desastre, decenas de familias continúan viviendo entre el lodo, la humedad y la desesperanza, sin recibir apoyo gubernamental. Lo que comenzó como una emergencia natural ha sido agravado por una crisis institucional.

Más de 70 colonias afectadas en Reynosa tras inundaciones

Mis muebles están tirados, mi ropa todavía está húmeda, y no tengo lavadora para lavar nada”, relató Laura, una vecina afectada que, como muchos, intenta reconstruir su vida entre ruinas y promesas incumplidas. Las inundaciones afectaron más de 70 colonias y aunque se han censado 10 mil viviendas, los apoyos brillan por su ausencia.

La situación pone de nuevo en evidencia la desaparición del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), eliminando en 2021 por el gobierno federal y que hoy deja a miles sin un respaldo inmediato.

Alcalde no ha respondido con ayuda

La falta de recursos y organización ha generado indignación entre los habitantes, quienes señalaron directamente al alcalde Carlos Peña Ortiz, conocido como “Makito”, por supuestos apoyos incompletos y desorganización.

“El alcalde nos hizo firmar tres hojas y solo nos entregaron un colchón. Algo esconden”, denunció Jaime Islas, uno de los afectados.

Este viernes, la presidenta Claudia Sheinbaum visitó la zona devastada, escuchó personalmente los reclamos y prometió que el Ejército distribuirá en los próximos días un paquete de ayuda que incluye refrigerador, estufa, colchón, vajilla y ventilador.

Mientras tanto, familias como la de Silvestre siguen viviendo en casas de campaña. “No podemos habitar nuestra casa, el piso aún está húmedo, y ahí estamos seis personas”, lamentó.

En Reynosa, el lodo ya empezó a secarse, pero el dolor y el abandono todavía pesan como si la tormenta no hubiera terminado.

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