Han pasado tres años desde la trágica noche del 6 de septiembre de 2021, cuando el río Tula se desbordó , causando una de las peores catástrofes que ha vivido el municipio. Más de dos mil hogares se vieron anegados y 31 mil personas resultaron damnificadas, dejando un saldo de 17 muertes.
Sin embargo, después de todo este tiempo y a pesar de las promesas del Gobierno para brindar ayuda, la comunidad sigue esperando una verdadera respuesta para recuperar lo perdido.
Habitantes de Tula siguen esperando ayuda
Para personas como Georgina Melgarejo, una pensionada de 70 años que pasó aquella noche subiendo a su hermana mayor de 87 años para protegerla de la creciente inundación, el desastre dejó una marca profunda: “Pensábamos que no lo íbamos a contar”, recuerda.
Hoy, su vida ha cambiado drásticamente, pues aunque algunas personas le han donado muebles, denuncia que la ayuda prometida fue insuficiente y de mala calidad. Al buscar apoyo, Georgina afirma que su nombre ni siquiera fue registrado en el padrón, dejándola fuera de los beneficios.
Como Georgina, otros damnificados también siguen sufriendo. Lucía Cortés, cuya casa quedó inhabitable tras el desastre , sueña con regresar algún día, pero su terreno necesita una costosa elevación que por ahora parece imposible de alcanzar.
Por su parte, Berenice Pecina, presidenta de la Asociación de Damnificados, lamenta que muchas familias no hayan regresado, en parte debido a las tarifas de derechos de suelo que se les intentan cobrar, lo cual afecta la ya disminuida plusvalía de sus viviendas.
¿Dónde quedó el dinero destinado a evitar inundaciones?
Respecto a las obras de mitigación en el río Tula, que costaron mil 100 millones de pesos, no han terminado y han sido criticadas por su falta de transparencia. La reciente reaparición de anegaciones ha puesto en duda su efectividad, y las promesas siguen sin materializarse.
“Es una desesperación, la gente que tú ves, ver muchos adultos que lloran, que ya no tienen vida después del 2021, porque perdieron todo y ven que no avanzan y todavía están en el mismo peligro latente de siempre…”, declara Pecina, mientras la comunidad de Tula mantiene la esperanza de ver cambios reales que brinden seguridad y justicia.